tag:blogger.com,1999:blog-38743638800202964502024-02-08T21:36:51.293+01:00Terapia OpuscularÓscar R.G.http://www.blogger.com/profile/16293344257666923937noreply@blogger.comBlogger48125tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-76383876531734295392017-06-11T21:19:00.000+02:002017-06-11T21:53:17.008+02:00Origen<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="font-size: x-large;"> H</span>ay un vértigo esencial en contemplar la infinita combinación de pequeñas y frágiles burbujas de circunstancias en las que se sustenta el equilibrio. </span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
</span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
Dicen que a medida que te alejas de tu tendencia natural te vas convirtiendo en monstruo; quizá más sano, quizá más cuerdo, quizá más ciego.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dicen que es inútil las más de las veces huir de tu esencia. No importa cuán rápido puedas correr o cuán recóndito te escondas. Si aún sigues respirando, ella te encuentra. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<span style="text-decoration-line: underline;"><br /></span></div>
<u><div style="text-align: justify;">
<b><u>CURADA</u></b></div>
</u></b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Recibió la noticia con un atisbo de sonrisa de medio lado, de esas en las que se levanta apenas solo una parte de la comisura de los labios mostrando satisfacción. Quería escucharlo de boca del médico, el mismo que la había tratado desde el principio, y que, cuando disertaba sobre su posible y total recuperación, tan escéptico se mostraba en cada visita. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Había seguido al pie de la letra las indicaciones. Había respetado todas y cada una de las dosis y no había perdido ni una toma de medicación. Había asistido convencida y dispuesta a las sesiones de terapia, había acatado sumisa la etapa de las sesiones de rehabilitación. Le había gustado el juego: negación, ira, negociación…</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Percibió sin embargo el antiguo cosquilleo nada más el doctor se acercó a reconocerla. Ni siquiera hizo el tímido intento de mirar hacia otro lado. Una vez lo tuvo encima y con el mismo boli que él llevaba colgando del bolsillo, lo mató.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Se alejó deprisa pasillo arriba, con brillo renovado en los ojos y una sonrisa de medio lado, de esas en las que se levanta apenas solo una parte de la comisura de los labios mostrando satisfacción: el Mal, esa terrible adicción.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-39803626946421586012016-06-20T20:48:00.000+02:002016-06-20T20:48:24.692+02:00Ciegos<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;"> N</span>os preferimos ciegos. Corremos cortinas, bajamos persianas, llevamos gafas opacas. Giramos el cuello, nos protegemos la piel con visiones amables.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Encantados, nos despojamos de la luz, y nos asoma una sonrisa idiota. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Satisfechos y ufanos, nos paseamos zombis por el mundo, ese mismo que deja de ser humano a pasos despiadados y atronadores, a nada que nos queramos asomar a verlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Quizá , sea solo el más puro instinto de supervivencia. Mirar al horror a los ojos no cabría en nuestras débiles alforjas, moriríamos de estupor y miedo. Creídos como estamos en la necesidad del premio sin esfuerzo y la inexcusable felicidad de la vida, contemplar que sufrimos sería un fastidio, admitirlo... ya demasiado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>UNA CRUZ DE SAL</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Aún les quedan unos días más en el campamento, o eso creyó entender ayer entre la multitud que se agolpaba alrededor de aquel señor con bigote al que, aunque se le veía el esfuerzo por alzar la voz, apenas podía oír, de puntillas y con el cuello estirado a lo más que podía.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Hace un mes que les siguen repitiendo que serán días, pero Ebru empieza a perder la esperanza de salir alguna vez de aquel asentamiento tumultuoso de almas a la deriva.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Hoy, mientras vuelve de esperar la cola para recoger el agua, ha dejado ya de preguntarse por qué es ella la que sobrevive en vez de los que murieron en el camino, o si Dios la seguirá castigando de por vida por haber huido del infierno de su casa; quizá sea que la vida no es más que una sucesión de infiernos.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> El viento helado en la cara, el cielo negro y el resplandor intermitente de los relámpagos otra vez traerán la lluvia. Y se acuerda de su abuela, y de la casa grande, y de que cuando había tormenta, ella la enseñó a dibujar una cruz con sal en el alféizar de la ventana, y a rezar para que se alejasen los truenos.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Le ha robado a Shideh, con la que comparte el espacio del miedo en las noches, el frasco de sal que tiene escondido entre la ropa, debajo del trozo de espuma que usa a modo de almohada. Allí guarda también un amasijo de hojas arrugadas de color sepia que dice que son sus papeles, y a los que sabe por experiencia que defendería con su vida.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Con las manos ateridas la ha amontonado, y le ha dado forma de cruz en una esquina de la tienda, al lado de la apertura a falta de alféizar, y de ventana, y acurrucada en cuclillas se ha puesto a rezar, para que se aleje la tormenta.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-20565373989065139732016-04-16T19:02:00.001+02:002016-04-16T19:02:28.912+02:00Enemigo necesario<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">H</span>ay, quien necesita un contrario para respirar. Un adversario aguerrido y entregado que le mantenga alerta, vivaz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un muro contra el que estallar los puños de ira o de impotencia, un motivo, un rival al que odiar y respetar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ese contrincante constante al que enfrentarse con tesón y encono, el que alimenta el corazón guerrero , inasequible a la paz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hay, quien jamás admite la derrota, quien nunca claudicará de sus empeños, quien odiará hasta la muerte a ese portador de sangre totalmente irreconciliable con la propia. Ese antagonista eterno que dé un razón para luchar, tan devastador, tan necesario.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hay, quien a falta de compañero, permanece agazapado ,inane, hasta que el destino le proporcione otro cuerpo a quien detestar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u><br /></u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u>SUPERVIVENCIA</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> En su cubículo, se muestra apática, adormilada, lenta. Se desplaza con desgana hacia los sitios necesarios. Comida. Agua. Pis. Sigue sus rutinas con parsimonia.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Es dócil, trabajadora, tenaz. A veces levanta los ojos hacia la luz central del techo y observa atenta, como si esperara un cambio, una señal. Al momento vuelve a centrarse y se afana en terminar.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Al final de día se acerca sigilosa al cristal, apoya la frente cansada, parece, incluso, que fuese a llorar. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cada cierto tiempo, se introduce un agente externo. Al principio lo observa, lo estudia con tranquilidad. Después se acerca, se comunica, se perfila en sus ojos un brillo diferente, incluso tiene más movilidad. A las semanas, ya le puede la experiencia: toma ventaja, lo enseña, lo acompaña, lo cuida. Rebosa energía, emprende, trajina, redobla la tarea, disfruta. Se esfuerza, frenética , voraz.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Sin embargo, pasada la novedad, lo que era entusiasmo es lastre. Lo aparta, lo evita, le pesa, le cansa, la atosiga, la agobia. No tarda: se abalanza, lo avasalla, lo anula, le ataca, lo masacra, lo devora.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Usado el juguete se encoje, se apaga, se diría presa de una astenia vital. Vuelve pronto a sus rutinas: teje, mira por el cristal.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> ¿Su última compañera? Se llamaba Inés. Dos meses. Se fue.</i></div>
</span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-4637843920857910842016-03-13T11:58:00.000+01:002016-03-14T23:25:29.172+01:00Catálogo del llanto<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"> </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="font-size: x-large;"> L</span>lorar es bueno, purificador, apaciguante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> A medida que las lágrimas encharcan tus ojos y se precipitan en cascada por las mejillas, el corazón se encoje y se hincha intermitente, a duras penas puede sacar un segundo para mendigar un suspiro que llene los pulmones para respirar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Los músculos, que al principio agarrotan los miembros de pura incomprensión, claudican impotentes a la marea, hasta que se relajan exhaustos de haber perdido la batalla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Abandonado el lastre la vida comienza de nuevo. Con los ojos rojos, la cabeza azorada, el espíritu laxo, el sabor rancio y metálico de la resignación en la boca. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Mi madre no lloraba, decía que de una vez, en que se le acabaron todas las lágrimas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>LA PRIMERA PIEDRA</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Lanzó la piedra con todas sus fuerzas. El disparo salió de su mano certero, sibilante, buscando sin vacilación el objetivo deseado.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Sin embargo, no pudo contemplar el resultado. Desde la otra colina el jefe de los ladrones se le había abalanzado a traición por la espalda, y lo había tirado en el suelo .</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Jorge se le había sentado a horcajadas en la cintura, le inmovilizaba las piernas con las suyas, ayudándose con las puntas de los pies, con las que le daba golpes nerviosos en los gemelos. Con una de sus manos, la misma en la que tenía la pistola, le agarraba del cuello, evitando que levantara la mejilla de la mezcla de tierra y hierba pisoteada que conformaba aquel trozo de naturaleza escasa de los anexos del colegio. De nada servía que él manoteara intentando arañar con saña el aire por si le alcanzaba alguna tarascada. Con la mano libre, el jefe ladrón proclamaba a gritos que habían ganado y evitaba con autoridad que Enrique, Abel y el Orejas siguieran peleándose entre ellos. La batalla había concluido.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Mientras trataba de zafarse del zarpazo de Jorge, vio por el rabillo del ojo cómo Morilla, tranquilamente, bajaba del promontorio donde había estado apostado. Venía sonriente, altivo, suficiente como en todas las ocasiones. Agudizó la vista todo lo que pudo, se centró en el recuadro de cabeza al que había apuntado con toda su alma, pero de allí, no manaba sangre. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Solo entonces se abandonó al llanto. Un llanto de rabia desesperado que alertó a la madres, que vigilaban de lejos mientras parecían distraídas hablando, pero que enseguida corrieron a socorrer y paliar daños. La reprimenda a los ladrones por haberlo sometido y haberlo retenido a la fuerza hasta provocarle el llanto no lo calmó.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> No era, ni de lejos, el consuelo deseado.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-85744906491127989332016-01-17T20:14:00.000+01:002016-01-17T20:14:57.928+01:00Olímpicos<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">"citius, altius, fortius"</span></i></div>
<br /><div style="text-align: justify;">
Dicen que son altaneros, soberbios, suficientes. Porque muchas veces parecen ciegos, a una distancia insalvable del resto del mundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dicen que son petulantes, engreídos, presuntuosos. Porque en la mayoría de las ocasiones no pueden parar el ímpetu que les mueve a aportar su visión de las cosas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dicen que son altivos, arrogantes, presumidos. Porque tras la pátina opaca de nuestra ignorancia, solo se ven sus éxitos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que no dicen, es que siempre se les pide más, y nunca que les mide por el mismo rasero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que no dicen, es que para ellos, un milímetro de fracaso es un abismo insalvable con el que no pueden respirar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que no dicen, es que, ahogados en la envidia, solo venderíamos el alma para verlos hundidos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Supongo, pienso, creo, sé, que siempre se puede hacer mejor. Desde la cómoda atalaya que ahora regala el tiempo, cuando antes te ha escatimado la distancia, no es difícil verlo. Más, si con el único y cálido abrazo de picar cebolla, se te arrasan los ojos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>ODIOSA</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> La odiaba desde siempre, no me da vergüenza reconocerlo. La odiaba mucho, y más a medida que fue pasando el tiempo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Llevé a duras penas su vida académica, cuando sus logros superaban con creces los esfuerzos.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Supuse que no sería garantía para que viviera bien, pero como casi siempre, fui yo la que me equivoqué.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Me asqueó después ese rictus serio cuando encajaba los reveses del destino, rota quizá, pero jamás hundida, siempre dispuesta a resurgir de cualquier contrariedad. Nunca pude comprender su templanza. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> No soporté su eficiencia, su cara de saberlo todo a todas horas. Su brillito en el ojo y su sonrisa cuando por fin había comprendido el por qué de las cosas. Sus soluciones claras, lógicas y medidas.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> No veía el día de establecer distancias.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Por eso, aquella noche mientras andaba dormida, abrí la ventana, y con mucha dulzura, le susurré por dentro: Tírate.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-78553942689837956742015-12-20T21:19:00.000+01:002015-12-21T00:11:32.764+01:00Las viejas armas<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i><span style="font-size: x-small;">-En el mundo, ¿hay algo más que palabras?-</span></i></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">E</span>cho de menos la palabra. Esa, que enarbolada cual estandarte se mantenía inhiesta hasta el alarido final del aguerrido soldado que sostenía el pendón, esa por la que se invadían territorios, por la que se entregaban vidas, y que se codeaba hasta en las más inusitadas ocasiones con el honor. La misma que abría puertas, levantaba pasiones, enternecía corazones de hierro y arrancaba suspiros en el jergón.</span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
</span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
Echo de menos cuando era la palabra lo que comprometía los actos, a la que no se faltaba salvo en circunstancias extremas o demenciales. La que se pronunciaba justa, variada, serena y con conocimiento. La que se medía a veces en extremo para no tener que retractarse, la que se escogía con cuidadoso mimo para expresar con exactitud los pareceres. Y a la que sonaba a miel, a la que enaltecía las almas, a la curaba heridas y a la que desataba huracanes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora, como blasón inequívoco de nuestra decadencia, la pisoteamos y ultrajamos, la tratamos como a cualquier puta. Leguleyos infames, la despellejamos, le damos la vuelta, la masticamos de mala manera en lugar de pronunciarla y hacemos con ella de nuestra capa un sayo, a gusto de nuestra conveniencia. Y con ella, se van por el desagüe de nuestra inconsciencia nuestro honor y conocimiento, la esperanza de ser, si no mejores, al menos iguales a lo que fuimos, lejos del desidia inepta del todo vale.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>LA PROMESA</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Había jurado, sin que le salieran las palabras de los dientes apretados, que si pudiera, la mataría. Sin embargo, la vida no le había dado una oportunidad certera. Cuando terminó el colegio su familia se mudó a otra ciudad y con el devenir de la vida se fue olvidando de aquella promesa que con tanto ahínco repetía cada noche, justo después del Jesusito de mi vida.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Hasta hoy, que la descubrió horrorizada entre el barullo de la gente que se agolpaba para llegar a tiempo a coger el próximo metro, y no pudo evitar dar un par de empujones más para abrirse paso y colocarse cerca, como si necesitara cerciorarse. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Amparada en la prisa, le tocó por detrás lo justo en el tacón del zapato con la punta del bastón, lo suficiente como para que perdiera el equilibrio y cayera de bruces hacia el andén.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Que se golpeara en la cabeza justo con el saliente de la plataforma y que los sanitarios no pudiera reanimarla fue solo un golpe de suerte.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cuando llegó a casa, le contó apenada a su hija y nietos que tenían que tener en cuenta los esfuerzos que hacía para cada año ir a comprarles los mejores regalos. Sin ir más lejos, una mujer de su misma edad había tenido un accidente entre la multitud que cogía el metro y que había muerto, justo delante de ella. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ninguno de ellos vio, porque no miraban, el brillo en el ojo y la media sonrisa con que se quejaba de que bien podría haber sido ella.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-18802639571291792282015-11-08T12:37:00.000+01:002015-11-08T16:38:44.043+01:00Efectos secundarios<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">C</span>omo todos los tratamientos, hacer Terapia también tiene efectos secundarios. Ya me lo advirtió mi equipo médico de cabecera, eso sí, también hicieron hincapié en que la mayoría, serían buenos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Una de las mayores alegrías de hacer la Terapia, es la oportunidad que me dais, con vuestros comentarios, ya sea en esta página o por wassap, e incluso en persona, de saber qué os parecen las historias y las introducciones, de comentar hasta una coma. Me encanta cuando os hacéis preguntas, cuando cambiáis de asesino, cuando releéis buscando el giro que hace que la historia funcione.</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Disfruté sobremanera, cuando algunos empezasteis a decir "hago Terapia", en vez de decir leo la Terapia, haciéndola así, tan vuestra como mía. </span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
</span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
Hoy, soy feliz compartiendo algo que me multiplica ese sentimiento de estar cerca, de que la leéis con entusiasmo y espíritu crítico, de que la Terapia es también vuestra .</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Marcos Martínez me hizo este regalo esta semana. Ha hecho, literalmente, Terapia, escribiendo esta historia. Eso sí, tiene ventaja porque también él es usuario asiduo del Padel Club Esmac, donde habitan los personajes de la historia de la semana pasada. Estoy segura de que a nuestros compañeros les va a gustar, especialmente a Ana Reina, que le encontró a la historia una dimensión sentimental que se verá colmada con su versión.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Gracias Marcos, por regalármela, por dejarme meterla en nuestro particular laboratorio-quirófano literario, y por dar tu visto bueno para compartirla aquí. Hoy, más que nunca, es tu-mi Terapia.</div>
</span><br />
<div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
<b></b></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><b><b><u>EL NOVIO</u></b></b></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><b>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Cuando su amiga le preguntó, un viernes más, ante aquella deliciosa cerveza del Irish Bar, si tenía algo a la vista ,aún dudó un poco, pero cuando Paula le dijo : "vamos, conozco esos ojos", no le quedaron más fuerzas para resistirse a contarlo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Sí, había alguien. Alguien de quien no iba a decirle mucho más, pero que la tenía entusiasmada. Se sentía bastante atraída por él, aunque ella, de naturaleza tímida, no se atrevía siquiera a preguntar por su nombre. Sí que había ampliado su horario en el gimnasio para coincidir con él: Lo mismo hacía Sh'bam, Pilates, que Bodypum. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cada ritual viernes que las amigas quedaban, la conversación siempre terminaba de la misma forma, con Paula insistiendo, intentándola convencer para que se lanzara a la piscina y le propusiera una cita a su misterioso chico.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> La última vez que se vieron, antes de despedirse, le dijo a Paula que se quedara tranquila, que por fin trazaría un plan para acabar junto a él: ¡Ya lo verás!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Los participantes de la sesión de Pilates comenzaron a llegar al gimnasio, y formaban corrillo hablando de la próxima comida navideña que estaban organizando. El encargado les indicó que fueran subiendo a la sala, que estaba abierta, que Marga había llegado más temprano y ya había subido.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> El cuerpo de Marga yacía tumbado junto al esqueleto que decoraba la sala. En su mano derecha apenas sostenía el pequeño frasco cuyo contenido había bebido hacia unos instantes y que tanto olía a almendras amargas. En la mano izquierda, un papel que decía:</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> "Quizá no lo comprenderéis, pero es así como quiero estar: con los ojos lívidos y la rigidez mortal, con la piel poblada de pupas y de gusanos después, que dejarán mis huesos al descubierto, por fin; la mandíbula limpia, con los dientes al aire, las cuencas huecas, y toda mi osamenta engarzada con mimo por algún artesano, que como toque final, me colocará erguida en un soporte con ruedas, en la sala, aquí , a su lado, para siempre”.</i></div>
</i></span></div>
Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-80021333192944883952015-10-25T19:42:00.000+01:002015-10-25T22:56:20.306+01:00Una más<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">E</span>n mi lucha en pos de una Terapia que me reconcilie con el mundo, también ayuda el cultivo del cuerpo. En esa faceta que me hace sentirme mejor y que asimismo me ayuda a ser un poco más social y menos bicho raro, tienen mucho que ver esas clases de Pilates que comencé hace un par de años en el Club Esmac.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
Para todos los compañeros de ese club, de cualquier disciplina, va dedicado este relato, que a petición expresa, perpetro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para los no iniciados, o aquellos que quieran refrescar la memoria, encontraran quizá útil para entrar en situación, la entrada de diciembre del año pasado llamada Sorpresas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Gracias por todas las risas sin precio que semanalmente regaláis.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>LA NOVIA</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Para alguien como yo, a quien cualquiera podría calificar, siendo aún benévolo, de solitario, acabar en aquel sitio bullicioso, fue una suerte. Encontrarme con esa sala, en la segunda planta de un club de pádel, con unas cristaleras abiertas al horizonte, que bien podía pasar por una habitación de baile, y que se había convertido con el tiempo en una multifunción para Pilates, Bodypump, Bodybalance y otras actividades varias, era algo que poco podía imaginar, pero a veces la vida no te pide opinión, y acabas haciendo lo que debes hacer. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Al principio me sentía raro, seguía a duras penas la formación, procurando acostumbrarme al ritmo de la música de cada disciplina, recordar la sucesión de movimientos, poniendo atención a las respiraciones a compás, y no perderme demasiado en mis pensamientos. Intentando, con mis limitaciones, ser parte del grupo. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Pero desde que llegó ella, dejé de esforzarme en otra cosa que no fuera observarla. Se llamaba Marga, y para mí, era perfecta: ni gorda ni flaca, ni alta ni baja, con un aire de inocencia y debilidad que en realidad escondía, seguro, un espíritu sacrificado y amable. Se movía con gracia en el Sh´bam los lunes y miércoles. Le fue cogiendo el gustillo a la algarabía de los cambios de clase, y en seguida comenzó a practicar Pilates. Así, la veía también los martes y jueves.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Desde un sitio privilegiado, disfrutaba mirándola evolucionar en los ejercicios de abdominales. Contemplaba deleitado cómo su preciosa melena se iba humedeciendo, poblándose de brillantes perlitas de sudor. Con el paso del tiempo, y con su esfuerzo, su figura se moldeaba, sus músculos se hacían más rotundos, su mirada más fuerte.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cuando también empezó a asistir a las clases de Bodypump, no cabía en mí de gozo, otra vez, coincidíamos. Cómo me gustaba atisbar sus miembros desde lejos. Entre todos los brazos y piernas que se afanaban a prisa al son de la música tecno, entre pesas y steps, distinguía los suyos sin dudarlo. Aunque al principio le costaba coger el ritmo, a mí sus suspiros me sonaban como al oído, deliciosos. Distraída, ajena a que había alguien que la observaba detenidamente, ella se esforzaba una y otra vez en conseguir ejecutar los ejercicios a la perfección.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Quizá, alguna vez, reparó en mí, embobado, patidifuso observándola en la distancia, pero no me hizo ningún comentario. Yo tampoco me atrevía a decirle nada, ni siquiera cuando en una ocasión me rozó la mano al coger el abrigo, o cuando se sentaba a m i lado a ponerse las zapatillas de deporte después de una relajante clase de bodybalance. Supongo que, de entre todos, era en mí en quien menos podía fijarse.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Poco sabía ella, sin embargo, que yo la deseaba, y la soñaba una y otra vez de la misma manera: Con los ojos lívidos y la rigidez mortal, con la piel poblada de pupas y de gusanos después, que dejarían sus huesos al descubierto, por fin; la mandíbula limpia, con los dientes al aire, las cuencas huecas, y toda su osamenta engarzada con mimo por algún artesano, que como toque final, la colocaría erguida en un soporte con ruedas, en la sala, aquí , a mi lado, para siempre.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Quizá, entonces, llevado por el entusiasmo, revelaría mi secreto, y usando mi voz por primera vez en este estado, le pediría a alguna de las chicas de la primera fila que le colocara a ella uno de los anillos que llevo en los dedos.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-75570127442467465442015-10-18T19:36:00.000+02:002015-10-18T19:37:12.732+02:00Olvidos<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"> </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">A</span> menudo, olvidamos que hay algo más poderoso que nosotros, algo que no podemos controlar y que queda fuera del alcance arrasador del hombre. No todo lo que existe bajo el sol es susceptible de que, transformado por la mano humana, mejore, es más, hay cosas que tocadas por nuestros dedos empeoran mucho. Quizá, deberíamos recordar con más frecuencia que la naturaleza no está a nuestro servicio, y que es infinitamente transformadora, potente y ciega a nuestra ínfima presencia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Así mismo, se nos pierde de la memoria que no hemos conseguido aún borrar de nuestra esencia el animal que somos; que, cazadores, y aun en el plácido primer mundo, enchaquetados, letrados, y prósperos, fijamos la vista hambrientos, perseguimos la presa babeantes, atrapamos, torturamos y matamos. No hablemos del placer que da comerla a dentelladas secas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A veces parece que no tiene más aliciente esta vida anodina que nos mantiene lejos de la selva, que jugar a que lo es, y reproducirla al pie. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> </span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>TRECE</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Con la nueva incorporación éramos, ya, a mi parecer, demasiados bajo el mismo techo: Trece. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Se notaba ya al comenzar el día, cuando había que darse prisa para encontrar el sitio deseado a la hora del desayuno. Se alteraban los puestos, y a mí , que siempre me había gustado mantener la rutina, respetar el orden, y la situación de privilegio ganada a lo largo de duros años de trabajo, me tocaba cambiar de hábitos, caber a menos. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> En las horas de más ajetreo, resultaba difícil hacerse un hueco a la carrera por el pasillo sin soltar los codos y golpear al más cercano, sin importar si era más alto o más fuerte, calculando exactamente el sitio más blando, para hacer el daño justo que le frenara un momento y así poder avanzar en pos del objetivo, desoyendo los gritos de protesta o el dolor en las espinillas.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ni siquiera tenía descanso por la noche, soportando la promesa de que un día no muy lejano, y ya adaptado, tendría su propio espacio, que mientras tanto a mí me tocaba hacerle compañía.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Uno más es uno más, y no cabe en el mismo sitio que otros doce, como de manera insulsa nos repetían una y otra vez en esas horas de discursos alienantes a las que llamaban clases, para hacernos creer que nada había cambiado.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> No voy a negar que me alegré cuando apareció descoyuntado en el ojopatio. Que era mi hermano sólo lo decía un papel mojado que guardaban con celo los abogados.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-71928281674225609212015-10-04T18:53:00.001+02:002015-10-04T20:45:02.601+02:00Héroes<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">C</span>on el tiempo, despojamos al que nos falta de todo mal. Olvidamos sus rasgos humanos a nada que deja de serlo. Ya no fueron huraños, ni viles, ni ciegos. Hundimos sus desaciertos en la cortina densa del recuerdo.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces, devenimos en torpes y necios vivos, envidiosos tal vez de no ser nosotros los eternos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Quizá sea que aquí sólo vamos quedando los de peor calaña, los apestados, los menos. Tocados por el aura del mal , impregnados indefectiblemente con pátina humana de contemplar y rubricar miserias. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Todos los miembros del grupo se asomaban por turnos y con curiosidad al precipicio, mientras el guía les indicaba que fueran cuidadosos, que un despiste podría ser realmente peligroso: el suelo resbaladizo de las cuevas hacía la vista aún más temeraria, y la fina cuerda que separaba casi simbólicamente a los visitantes del oscuro vacío no suponía un gran obstáculo para frenar una tragedia. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ramiro y su mujer esperaron pacientemente su turno, y él quiso que le hiciera aquella foto. Luisa calculó mal la distancia, o estaba demasiado entusiasmada haciéndole la foto a su marido como para darse cuenta de que a medida que le decía que no le salía entero, se desplazaba, de espaldas, un centímetro más hacia la cuerda.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Visto así, bien podría haberse tratado de un desgraciado accidente.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Nadie notó que, mientras con un mano sujetaba la cámara con el dedo en el disparador, con la otra se aferraba con fe al amuleto que llevaba colgado del cuello. Lo había comprado esa misma mañana en uno de los tenderetes de la isla, la mujer que se lo vendió le había asegurado que era mágico, que solo tenía que tocarlo y desear con todas sus fuerzas algo, y se le concedería.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
</i><div style="text-align: justify;">
<i> Sólo tuvo que pensarlo tres veces: "Empújalo, por dios, empújalo".</i></div>
</span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-58842481999946199812015-09-05T18:37:00.000+02:002015-09-06T13:00:21.559+02:00Memoria de calima<br />
<br />
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">M</span>e ha vencido este verano inclemente y tenaz, desolador y caliente. Me ha derrotado de espaldas con su viento del desierto, me ha derretido por dentro, y me ha dejado un reguero acuoso y lento en la respiración, en los movimientos. No he encontrado sombra que apagara mi sed, agua que me refrescara por dentro.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
Y mientras, una parte del mundo se refugia al socaire acondicionador del fresco eterno, otra se muere a chorros, hacinados, en mares o desiertos. Esto, además del paraíso, también puede ser el infierno.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
Hay sitios en la mente, o en el alma- esa palabra que tan poco gusta leer a mis descreídos-, tan opacos y ciegos... Este verano, devastador y doliente, me ha hecho añorar los más oscuros inviernos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<br />
<b style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><u>VAMPIROS</u></b> <br />
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><i>Nunca me gustó la sangre, hasta que no probé la tuya</i></span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<br />
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">
<i> Ya no se acuerda, desde su ático azul de vistas al mar, desde su feliz matrimonio de silencios tecnológicos, cuando en el bullicio de un bar, su voz le hacía ensordecer los oídos, y se paraba el mundo, y no había nada capaz de mudar su sonrisa, su fascinación por sus labios.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></i></div>
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</i>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> No recuerda, desde sus besos sociales sin tocar la mejilla, desde su indiferencia flemática de tacones altos y ropa de marca, cuando el corazón le arrasaba la boca, cuando la sangre se le agolpaba en la sien, cuando descalza se bañaba en sus ojos.</i></i></div>
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</i>
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></i></div>
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<i> Se le olvidaron pronto las caricias robadas, el temblor, la sed del alma, la locura de no ver más allá de su piel, el licor adictivo y arrasador de su cuerpo. Y las noches de vela y amor, las vueltas del tenedor en el plato, la impaciencia y las prisas. Y el hambre.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Y sin embargo, hay noches de luna llena, desde el frescor del raso de las sábanas, en que se despierta, y saca el brazo de la cama, como esperando el ansiado bocado que le devore la sangre, y coge el móvil, y mira el icono con su nombre: No hay mensajes.</i></div>
</i>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-24134501174247695192015-07-19T19:57:00.000+02:002015-07-19T19:57:34.636+02:00Estéticas<br /><br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-large;"> S</span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">e ve, a nada que se mire, que el calentamiento global cortocircuita neuronas, y que los hijos de este calor apabullante se nos vuelven zánganos en vez de guerreros.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La Era de la Apariencia nos engulle sin remedio. Despojados de preocupaciones más profundas, nos amparamos en la vacuidad del envoltorio, que a menudo confundimos con la Estética.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como si nos hubiéramos cansado de pensar, o con una cuchara nos hubieran quitado poco a poco la pulpa, como a un melón, y nos hubieran rellenado de azúcar y ron, la dulce inconsciencia, y a vivir la vida. Ya nada tiene fondo, todo está hueco, que es más fácil y cómodo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todavía se oyen a veces algunas voces aquí dentro, pero no hay problema, ponemos la música bien alta y se disipan enseguida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>MAKU</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> No tuve más que verlo para saber que tenía que ser mío. Ese porte musculoso, ese vozarrón, y esos tatuajes...., no podía dejar de mirarlo, me pasaba todo el tiempo mirándolo como si fuese idiota, vamos, que tendría cara de tonta seguro, porque es que se me caía la baba.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Tiene en el gemelo izquierdo tatuada la cara de Jesucristo, con su corona de espinas y sus lágrimas, que parecen de verdad, qué artista el que se lo hizo. Yo quería haberme tatuado también la Macarena, pero él no me dejó, que dice que prefiere disfrutar de mi piel virgen, ¡si es que tiene una boca! Es como lo de vestirme provo, que tampoco me deja, porque dice que para eso soy de él nada más, que no parezca que con él no tengo suficiente y que sigo buscando algo. Es que me quiere tela.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> En el gemelo derecho se le ve la cara de un zombi, y justo debajo la del Ché. Desde la rabadilla le salen unas alas de avión que casi le rodean la cintura, y espalda arriba le sube la empuñadura de un hacha de esas de los indios, que le termina en dos cuchillas a la altura de las dos paletillas, con una serpiente enroscada desde abajo a la que le salen dos cabezas. Lleva una calavera con un tocado de flores y un puñal clavado en el brazo derecho, y una inscripción tribal en el otro. Yo no entiendo el idioma, pero él dice que pone "el poder da la vida". En el pecho, un dragón echando fuego por la boca, la cola le llega al ombligo, las alas las despliega cuando abre los brazos. Detrás de las orejas, en el cuello, tiene unos símbolos chinos, o japoneses, qué sé yo; se le ven tan bien con lo rapadito que va siempre. Qué guapo. El más guapo. Sí señor. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Menos mal que él también se fijó en mí a la segunda vez que nos vimos de lejos en la discoteca, y desde entonces no nos hemos separado, porque hubiera sido capaz de cualquier cosa para conseguir estar con él. Que si en vez de en mí se va para otra, te juro que me da un ataque de ansiedad allí mismo. Hasta la pastillita de debajo de la lengua la tuve en la mano, que me iba a dar, pero al final vino para mí y me dijo: Hola, ¿Qué haces? A mí es que los tíos así que lo tienen todo tan claro me vuelven loca.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Dice que se va a tatuar mi nombre. Todavía no me ha dicho dónde. A mí me gustaría en la muñeca, o en el antebrazo, rodeado de un corazón grande con un lazo, y que se vea bien rojo. También me haría gracia las letras en los dedos, pero para que le coja todos los dedos me tiene que poner el nombre entero, Inmaculada, pero a mí lo que me gusta es que me digan Maku, que suena más exótico.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ya sé que me tiene dicho que no toque sus cosas, pero el miércoles es mi cumpleaños, y estaba segura de que en algún sitio en la cartera tenía que tener el dibujo del tatuaje para hacérselo con mi nombre. Aproveché mientras estaba en la ducha para mirar. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Una calavera pelona con el gesto retorcido, llena de cicatrices y de ojos saltones y ensangrentados, con un clavo que le partía la frente, vomitaba una lista de nombres: Inmaculada, Inma, Ada...MAKU.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> ¡Qué ilusión!</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-42922324550419410722015-07-06T09:47:00.000+02:002015-07-06T16:08:05.078+02:00Certezas<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">S</span>é, que cuando llega la lluvia ya puedes ponerle todos los diques que quieras, que de una u otra manera, el agua seguirá su curso, anegando campos y haciéndolos fértiles, o devastando la tierra poblada, arrasando todo a su paso.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sé, que no es tan fácil mirar hacia otro lado y hacer lo que tienes que hacer, seguir andando con los pies mojados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sé, que cuando no hay vuelta a atrás, sientes el calor que se te escurre entre las manos, y el frío te habita para siempre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sé, que llegado el momento, sólo seremos yo y el agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u>LA ÚLTIMA VEZ</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Antes de levantarse de la cama, le ha mirado despacio el torso desnudo. Ese espacio firme y liso en el que no hace media hora que respiraba entrecortada, sumisa, ciega, en el que se ha dejado marcados los besos, perfundiendo saliva y deseo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Se ha deslizado descalza al cuarto de baño y se ha dado una ducha. Se ha frotado con fruición para borrarse su olor del cuerpo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> De vuelta, se ha puesto la misma ropa, y ha vuelto a mirar tranquila el cuerpo en reposo sobre el colchón, sus labios entreabiertos, las pestañas inmensas, el rasurado a conciencia que le hace parecer aún más niño.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Tres repasos después comprueba que no se ha dejado nada, y se dirige hasta la puerta. Al deslizar el pasador de la cerradura él la alcanza, y le abraza la cintura, y le besa la nuca, y le susurra un vuelve pronto lo más cerca posible del oído.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ya en el pasillo, comprueba que no ha perdido los papeles que llevaba en los dos bolsillos traseros del pantalón: en uno la lista de la compra. Mira el reloj y efectivamente aún le quedan unos minutos para que abra el hipermercado que queda abajo. En el otro, una copia del horario de colores que esta temporada han conseguido dibujar en casa: En rosa fucsia las actividades de Elena. En verde las de Quique, morado para ella y amarillo para las de su marido. Hoy es miércoles, y por la cercanía en los colores se ve que el día va a ser de aúpa. Después de la compra tendrá que ir a la librería, a por los materiales. El almuerzo. Hoy Jose viene tarde, y Elena pintura, baile, Quique karate, baloncesto; los dos tareas.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Pintura, kárate, baloncesto, baile. Pintura, kárate, baloncesto, baile. Pintura, kárate, baloncesto, baile.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Como cada vez, llama al ascensor esperando no encontrarse con nadie, y jurando que será la última vez que viene.</i></div>
</span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-1303105164532383082015-06-14T22:39:00.000+02:002015-06-14T22:39:51.023+02:00Alivio<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><div style="text-align: right;">
<i>Non ego sum, sed speculum fatarum, qui vita est priceps insidiae..</i></div>
<div style="text-align: right;">
<i>-Virgilio-</i></div>
<div style="text-align: right;">
<i>(No soy, sino el espejo de los hechos, porque la vida es el principio de las desdichas...).</i></div>
<br /><br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">D</span>icen que, que el dolor cese, no tiene por qué ser síntoma de que se acabe el sufrimiento. Cuando por fin dejan de hundir el dedo en la llaga, aún queda un tiempo hasta que tu cuerpo forje una cicatriz callosa donde antes no hubo más que inocencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sería imposible seguir camino sin haber arrancado de cuajo el recuerdo del primer momento en que la piel se abre, pero también crecer sin sufrir el ardor amargo de cuando nos mana la sangre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No hay trampa en la batalla : la felicidad es solo la zanahoria, dulce, hipnótica e inexistente, que hace que no nos despeñemos en manada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>MANTRA</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Cada año, llegada la primera semana de noviembre, se le demudaba el rostro. Parecía distraída, olvidaba cosas, abandonaba su hábito sempiterno de pasear tras el almuerzo. </i></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> En casa, en el trabajo, todos la trataban con condescendencia, sabían que, pasada la fecha de la tragedia, volvería a su ser. Aparecería nueva por la puerta, quizá otra vez otro cambio de color de pelo, tal vez alguna prenda más que añadir a su generoso vestuario.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cada año, en el mismo día en que Mara dejó de existir, ella acudía a misa, y después al cementerio. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> De pie ante la tumba, se quedaba la última, hasta que el guarda le advertía que iban a cerrar, y antes de emprender el camino a la salida con una media sonrisa en los labios, repetía entre dientes la frase que era ya como un mantra, lo único que la sostendría entera hasta el año siguiente:</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> -Hija de puta, qué difícil fue matarte.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-19474008951699299822015-03-22T13:22:00.000+01:002015-03-22T13:22:13.695+01:00Orden<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><div style="text-align: right;">
<i>" Sé regular y ordenado en tu vida, de modo que puedas ser violento y original en tu trabajo" - Flaubert-</i></div>
<br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">S</span>ospecho de las rutinas. Me aburre la reiteración, la uniformidad, el tedio de la repetición incesante. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me llamo al orden a veces, y consigo a temporadas ser un animal de costumbres, difuminarme en el gentío hasta parecer transparente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El éxito no me acompaña mucho; en seguida, se me ocurren cosas que harían que los demás abrieran, o cerraran los ojos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>JULIA</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Hubiera sido fácil matar entonces a Julia. Una bolita de movimientos torpes y abundante baba que tropezaba por toda la casa. Con un pequeño descuido cuando la llevaba en brazos habría sido suficiente. Decidí, sin embargo, que podía quedarse. He de reconocer que en el fondo me pudo la curiosidad de saber cómo iría evolucionando. Así pude, al pasar los años, comprobar que me perseguía a todos sitios, consideraba mi palabra ley, y no se atrevía a moverse mientras yo no lo indicara.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ella fue mi juguete. Me escuchaba embobada con esos ojos lacrimosos que siempre tuvo, y se dejaba guiar, fascinada por mi don de mando. Qué sensación de poder más deliciosa decidir por ella, corregir sus vicios, castigarla a veces cuando se portaba mal, fingirme enojada para que aumentara sus gestos cariñosos y su preocupación por mí. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> No fue difícil conseguir que siempre estuviera a mi lado. Coarté a tiempo todos sus impulsos de independencia. Desde luego, era lo mejor para ella. Hubiera sido un fastidio tener que rescatarla si se fugaba con un cualquiera, alguien que no la supiera apreciar como yo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Pero Julia ya estaba vieja. A pesar de solo llevarle seis años, parecía que su cuerpo se regía por leyes diferentes al mío. Una debilidad pegajosa, una tristeza idiota se le había instalado en el semblante. Ya no quería acompañarme siempre, incluso a veces protestaba airadamente ante cualquier intento por mi parte de salir a hacer ejercicio. Dejó de disfrutar de las comidas y los viajes juntas. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ha sido una suerte que todo esto haya pasado cuando ya no está mamá, ella no lo hubiera aprobado nunca. Jamás se cansó de repetirme, todos y cada uno de los días de su vida: " Cari, las hermanas tienen que llevarse bien; que yo no te vea hacerle nada a Julia"</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-13403013922407616302015-03-08T08:54:00.000+01:002015-03-08T08:54:40.976+01:00Lejos del paraiso<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">E</span>res tú quien nació bajo el indefectible sino del machismo. De quien se esperaba que ser madre y esposa fuera su única vocación. A quien se educó para ser poco menos que ciudadano de segunda clase, y ahora le toca lidiar con un sistema anticuado y demoledor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Eres tú quien tiene que trabajar el doble para no cobrar igual, quien tiene que elegir entre familia o trabajo, o quien se tiene que multiplicar hasta la extenuación para conciliarlos, y quien se frustra las más de las veces al no conseguirlo.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Eres tú quien se pertrecha a diario para soportar chistes vejatorios, gritos desde detrás de un volante, miradas y gestos hostiles; a quien se le supone aguante titánico, sonrisa eterna y dotes de magia en todas sus vertientes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Eres tú, quien a veces, llevada por la corriente arrasadora del peso de la costumbre, emula esos modelos obsoletos con los que viviste a la vez que promulgas los cuatro vientos reivindicaciones sobre igualdad y sus políticas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Eres tú, como soy yo, la que tiene la llave de la educación y el ejemplo, la que debe recordar a los hijos donde está la línea que nos une y la que nos separa, donde se encuentra la armonía basada en el respeto hacia el otro, aunque sea distinto, y que la violencia jamás está justificada, que el diálogo es la forma de crecer, amar y vivir, no las imposiciones, coacciones o amenazas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Eres tú, como soy yo, la que merece que tu familia sea un equipo, donde cada miembro tiene el valor equivalente de trabajar por la felicidad conjunta, y no una estructura monárquica donde los reyes son de mejor calidad que sus súbditos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Eres tú, como soy yo, la que merece que la palabra respeto se nutra a diario con ejemplos y no haya excepciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es tu legado el que queda. Ese futuro que quieres se forja ahora, todos los días. Es tu momento, es el nuestro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<u><div style="text-align: justify;">
<u><b>LOBA</b></u></div>
</u></span><br />
<div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> Se ha metido a rosca los pantalones más estrechos del armario. A pesar de llevar una semana a dieta el botón se sigue resistiendo a abrazar con suavidad el michelín de la cintura, hasta sin respirar. Quizá tendrá que sacar de donde no hay otra hora para ir al gimnasio.</i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Un vistazo al reloj y al arrojarse a prisa por las escaleras comprueba, en que sus piernas no la obedecen del todo, que su cuerpo no ha terminado aún de despertar</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Ya delante del espejo, a sorbos de café, se ha puesto iluminador en las ojeras, base de maquillaje, delineador de ojos, tres colores de sombras de ojos. Rímel. Colorete. Perfilador. La barra de labios del color que mejor pega con la blusa. La pátina acuosa que aún le cubre los ojos no le ha permitido ver que le asoma un vello fuera de sitio en las cejas.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cuando desenchufa la plancha flota en el cuarto de baño un olor dulzón a suavizante y pelo caliente. Por último, consigue meter los pies con dificultad en esos zapatos de tacón tan alto que sabe dentro de unas horas aborrecerá haberse puesto.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Cuando levanta el rostro para buscar el bolso ve a Daniel, que se ha bajado solo de la cama, se ha deslizado silenciosamente por la escalera con su pijama de nubes y su osito abrazado, y que ha estado observándola en silencio mientras terminaba de arreglarse. Aunque es un lunes sin colegio, como siempre, él ha madrugado, y con esos ojos de andar descubriendo el mundo que le otorgan sus escasos cuatro años, la mira fijamente y le pregunta...Mamá...¿Otra vez vas hoy a la guerra? Quieres que te preste mi pistola de rayos paralizadora?</i></div>
</i></span></div>
Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-57916644650675893382015-02-22T12:19:00.000+01:002015-02-22T18:43:32.322+01:00Distancias<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">Ll</span>egado el momento de la revancha, hay un instante dulce en el que la boca se te hace agua con la derrota enemiga, en que sueñas con mostrarte implacable y terrible, impío y cruel; piensas en pagar con la misma moneda, en hacer leña del árbol caído, en hacerte un collar con las piezas esparcidas por el suelo en recuerdo de tan gloriosa batalla.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Puede pasar, sin embargo, que cuando lleguen tus tropas al bastión hostil, y enarbolando su pendón tus soldados pidan que sesgues la cabeza del desgraciado que pide clemencia, tú, ya seas otro. Y nada en el mundo curará la herida que dejó su mano, ni siquiera su sangre en tu copa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces, tu única victoria es haber podido conservar tu esencia, y dejar la vileza para otros. La distancia cocina serenidad a fuego lento, el tiempo siempre está de tu parte, aunque lleves el cuerpo cosido a cicatrices.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>Circunstancias</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Le hubiera encantado, religiosa como era, haber tenido pálpitos en el corazón, que le temblaran las manos. Que la boca se le hubiera quedado seca, que se le hubieran taponado los oídos con el ruido ensordecedor de la angustia. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Le hubiera complacido, que la sangre se le hubiera agolpado en las sienes y hubiera estado sonando el tam tam en lo mas recóndito de su cerebro hasta caer extenuada de cansancio; que se le hubiera erizado el vello, que no pudiera respirar y hubiera tenido que abrir la boca buscando aire, que se hubiera echado la mano al pecho, que compungida de dolor e impotencia se hubiera inclinado y le hubieran llegado las arcadas de hiel desde la boca del estomago.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Hubiera querido, que de su garganta saliera un grito aterrador y delirante, que se le hubieran desbocado los brazos a tirarse del pelo, que se le hubiera tensado la mandíbula hasta dolerle los dientes de la presión y haberse clavado las uñas hasta la sangre apretando los puños.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Le hubiera gustado, al menos, que las lágrimas silentes le rebautizaran las mejillas, y que su rostro reflejara tristeza.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Pero no. Vio morir a Adolfo como si tal cosa, apenas una saliva espesa que le costó tragar después de que expirara.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Su viuda, era otra.</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-11553477919750155982015-02-08T13:28:00.000+01:002015-02-08T13:28:00.614+01:00Droga dura<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">V</span>iendo la profusión de oscuros que habita el mundo con la claridad absoluta que otorga la luz de la inocencia, me aficioné pronto a la lectura. Antes, cuando la tele solo emitía ya casi de noche, en blanco y negro, y una sola cadena, no había muchos más sitios donde refugiarse. No es precisamente que buscara rosas, solo salir del mundo asfixiante y pequeño que casi a diario me parecía el mío.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fue en esa ventana donde encontré todas las cosas. No tardé en ponerle los cristales de los colores que más me apetecía o en pintar el marco, e incluso cambiarlo por otro más acorde en cada momento; siempre me ha aburrido la rutina. La escritura, la ponía yo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me podía haber metido en vena cualquier otra cosa, al fin y al cabo todos nos drogamos con lo más duro que encontramos o somos capaces de soportar para poder seguir sobreviviendo. Yo, elegí leer libros y escribir, un trabajo duro, ingrato y desalentador, que es a la vez de lo más reconfortante y de las pocas cosas que puede arrancar una sonrisa eterna a los espíritus atormentados e insaciables como el mío. Desde entonces no he parado de trabajar, lo normal teniendo un corazón de hormiga.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora, y como si todo obedeciera al plan prefijado de un destino incierto, que me asalta después de confesar públicamente mis adicciones literarias, y de tratarme con terapia, como si tuviera que ser ahora y no nunca antes por mucho que lo hubiera deseado, por fin puedo ver cumplido mi primer sueño. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A continuación, os dejo una muestra del relato Un error de principiante, que podréis encontrar, junto a otros que también llevan mi firma, en el libro de relatos Un corazón de hormiga, que publica la Editorial Anantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> Una semana después, Belicia recibió la primera llamada. Todavía no le había dado tiempo para pensar en que a lo mejor se había dejado llevar por el entusiasmo cuando resolvió poner el anuncio. Cuando vio en la pantalla del móvil que no era el número de ningún conocido, supo enseguida que era un posible cliente. Le costó un poco descolgar antes de que se agotara el tono de su canción de salsa favorita. Le temblaban los dedos. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Belicia Mori, buenas tardes – contestó con toda la serenidad y distinción que pudo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Buenas tardes, llamo por el anuncio.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Sí, es aquí, ¿en qué puedo ayudarla señora?</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Necesito ayuda con un asunto, concretamente tiene que ver con una persona en particular, me gustaría saber si puede ayudarme con eso.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- ¿quiere un bebedizo de amor, un amarre? ¿quiere un hechizo? Sólo tiene que traerme una foto y un objeto de la persona y no hay problema señora, lo que usted quiera señora. Atiendo en la calle Guadiana, Bloque cuatro, 3B. Dígame a qué hora le viene bien esta semana y la veo. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Lo dijo todo de corrido y sin respirar. Tuvo miedo de haber actuado llevada por la emoción del momento y maldijo un poco el entusiasmo que la guiaba, no fuera a ser que las ganas le ahuyentaran su primer cliente. Más, cuando la señora al otro lado del teléfono tardó unos segundos eternos en contestar.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Vale. Creo que el miércoles tendré lo que necesita. A las siete y cuarto podré estar allí. Gracias.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> La señora llamó al portero automático y a Beli le latió el corazón en la boca del estómago por cada uno de los golpes secos de los tacones en los escalones hasta llegar al tercero. Le abrió después de mirarla de soslayo por la mirilla y de que pensara que iba a quemarle el timbre por la insistencia...</i></div>
</i></span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-62845733708330874122015-01-25T12:25:00.000+01:002015-01-25T12:25:49.842+01:00Memoria<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><i>"Algún día/Solo seré mis recuerdos/Se me caerán las alas/Me faltará el cuerpo./Algún día/Solo seré/Tiempo"</i></span><div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i> <br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">M</span>orir está escrito en nosotros igual que el color de ojos. La incógnita del cómo y cuándo es la que nos va demoliendo por dentro. Hay quien teme al dolor como si la tortura física, el boqueo agonizante del cuerpo fuera la peor manera de salir de este espacio-tiempo. Hay quien dice preferir el sufrimiento, quienes quieren la fecha mortal antes de que les duela un hueso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No debe haber, sin embargo, peor traición que sentir el dolor y haberlo a la vez en un cuerpo cuya mente hemos dado por perdida, precipitada y arcana, en agujeros negros de la memoria. Hay quienes, aún, firmarían el olvido, como si no acordarte de quien eres te hiciera otro, y ese otro quien muriera en lugar de nosotros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>CÓGEME EN BRAZOS</u></b></div>
</b></span><div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
<i> Comenzó a subir las escaleras con ella en brazos. El roce de su cabello en el cuello le hacía cosquillas, y al ceder al instinto de encogerse, apretaba el abrazo. Podía sentir el peso liviano de su cabeza en el hombro, el tacto de sus dedos largos agarrándose a su jersey para no caer. El delicioso olor inconfundible que manaba de su cuerpo, y que habría de recodar para toda su vida, le reconfortaba, le decía con claridad que estaba a salvo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> En el tercer escalón del segundo tramo, su delgadez se le hizo pesada en los antebrazos, y tropezó con la puntera de la bota izquierda. De inmediato, temió que cayera, y la cogió más fuerte, pero no pudo evitar que el talón derecho de sus pies descalzos topara en el filo de mármol. Ella ni se quejó del golpe, fingía estar dormida acogida en su pecho.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Entonces, como si el tiempo no fuera más que un bucle en tirabuzón, al evocar el sonido seco del hueso en la piedra, recordó con la nitidez de un sueño cuando era ella quien lo llevaba a él en brazos, y tropezó levemente con el tercer escalón del segundo tramo, y ante su airada protesta por el golpe en el talón, ella le dijo: -Es que te estás poniendo tan mayor que pronto no podré llevarte en brazos a la cama -, y él le contestó:</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> - Es que ya tengo 5 años.</i></div>
</i></span></div>
</div>
Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-27715208306510851932015-01-11T21:29:00.000+01:002015-01-11T22:55:15.979+01:00Corazones de invierno<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">D</span>icen que los nacidos en enero son fríos, distantes, esquivos. Dicen, que el gélido soplo del primer aliento que respiran en el exterior les regala en don de la sangre fría.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><br />
<div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Dicen que, apadrinados por el invierno, y ocultos a la luz de sol, siembran su entendimiento de oscuridades y devienen en físicos, médicos, astrónomos, vanguardistas, literatos... peligrosos intelectuales.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dicen que, diferentes, y atados a un mundo que está por venir, se ocultan, frioleros eternos, tras gorros y bufandas; otras pieles que los resguarden de la primera brisa, gafas que cuiden sus ojos glaucos de la luz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que no dicen, es que, habiendo nacido en el frío, hace falta un corazón ardiente para sobrevivir. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que no dicen , es que, ateridos eternos, buscan con ansia el calor en los ojos ajenos, en el abrazo tierno, en palabras forjadas con verdad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que no dicen es que, a veces, hasta el tósigo ardor de la guerra les parece mejor que la indiferencia, helada y mortal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>FRíO</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i> A Jonás Berniel se le heló el corazón de un soplo, como quien apaga la tenue llama de una vela con un golpe de viento cuando escuchó cómo Adela se despedía, y se quedó atado al asiento, incapaz de pronunciar palabra. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Nadie escuchó, cómo unos minutos antes, Adela, con frialdad precisa, le explicó cómo se alegraba de que la carta que le había escrito la hubieran devuelto. Tantos años escribiéndole cartas de amor, y ahora esta, tan importante, y tan meditada, se la devuelve el correo. Así, remató, tenía la oportunidad de decirle en persona que ya no le quería, al final el tema de hacerlo por carta se le había revelado quizá un poco cruel. Le deseaba, eso sí, toda la suerte del mundo, y por supuesto seguirían siendo amigos si él así lo quería.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Entonces ella se levantó como un resorte de la gélida silla de metal del café del centro, llevando, sin advertirlo, el corazón de Jonás chorreante, en una mano, en la otra el cigarrillo recién encendido al comenzar, apresurada, la marcha, sin dudar de que fuera a seguirla.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Jonás, comprendió con estupor, cuando apretó los dientes y se levantó en silencio, que aun si tuviera que contar los muertos, nadie iba a quitarle las ganas de amarla. </i></div>
</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> Al día siguiente compró la escopeta.</i></span></div>
Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-43020587580369515162014-12-28T20:42:00.000+01:002014-12-28T20:42:15.171+01:00Aniversario<br /><br /><div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">"Hay personas, que parecen no pensar más que con el cerebro [...],mientras otros piensan con todo el cuerpo y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida" - Del sentimiento trágico de la vida- Miquel de Unamuno.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;"> H</span>ace exactamente un año y dos días que hago Terapia. Esta Terapia Opuscular y extraña que ha conseguido que me habite la sonrisa. </div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
Decían que me haría bien, y me hace, aunque no me ha curado ese síntoma definitorio de la locura literaria de que me asalten personajes o historias en cualquier parte. Lejos de hacerlo, ahora parece como si no encontraran mejor sitio que el mío para invadir territorio. Creo que al final voy a acostumbrarme. </div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
Guardo especial recuerdo de Isabelita Cela, y su crecimiento en trilogía : La caja (enero),Doña Isabel (junio),Tregua(agosto), precuela incluida con La diosa del muro (noviembre). Aún siento el suave roce de Un Delantal (mayo), y el nudo en la garganta de Despertar (diciembre). Tengo todavía los ojos atónitos de El muro (marzo), y las manos ensangrentadas, de Asepsia (octubre). El cuerpo horripilado y el escalofrío de Paciencia (octubre). Perdura la sonrisa de El anillo, justo en el post anterior. </div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
En todos hay algo de mí y algo de vosotros. Todos y cada uno han tenido en vuestros comentarios su minuto de éxito o de fracaso, sus momentos de alegría. La mía es leer a los que dicen "hago terapia" o la llaman directamente "mi Terapia". A todos ellos, y también a los que no comentan pero leen, gracias por darme viento en las alas para seguir viniendo, me cure o no.</div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
Y como es Navidad, como al principio, un regalito:</div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
<b><u>LA NOTICIA</u></b></div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><div style="text-align: justify;">
Desde pequeño aprendió con disciplina las reglas. Papá y mamá le habían repetido hasta la saciedad la importancia de recordarlas siempre y sin excepción. Olvidarlas un momento, relajar la vigilancia, un fallo, podía ser mortal de necesidad. </div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><div style="text-align: justify;">
No comer, no tocar, no rozar siquiera mejor, con ninguna parte del cuerpo, a ninguno de su especie, ni similar, ni a nadie que los hubiera tocado con anterioridad. Bastian había heredado de su madre la alergia fatal que los mantenía alejados de aquellos manjares que para ellos eran veneno. Su pesadilla se acentuaba en Navidad, cuando la casa se llenaba de familiares, ruidosos e inquietos, y la mesa de salsas, sopas, dulces y cremas,y lo que era peor, de platos de esos horrendos bichos rojos de múltiples patas, bigotes interminables y horripilantes ojos negros saltones.</div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><div style="text-align: justify;">
Berta mantenía en la cocina un orden férreo, casi dictatorial, y con un sistemático caligrafiado indeleble, hacía que en estos días de tanto jaleo, cada comensal llevara su nombre en los platos, vasos y cubiertos, y nada que fuera a llegar a los labios de Bastian y su madre estuviera contaminado. </div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><div style="text-align: justify;">
No se habían servido aún los entrantes cuando Emilia quiso tomar la palabra y comunicarles a todos la noticia. Después de siete años intentándolo, por fin, estaba de nuevo embarazada.</div>
</span><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><div style="text-align: justify;">
Los tíos, cuñados, sobrinos, primos y primas fueron un clamor, y copas en mano, se deshicieron en brindis y felicitaciones, aplausos , besos, y buenos augurios para el futuro. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</span><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"> Todos, menos Bastian, que se perdió en el tumulto de abrazos y algarabía, salió corriendo y se metió en la cocina, donde Berta lo encontró, rotulador en mano, dibujando a la perfección en uno de los platos de sopa de marisco, un rabito que convertía una </span><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><span style="font-style: italic;">o</span><span style="font-style: italic;"> </span></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;">en una </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;"><i>a</i></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;">.</span></span></div>
Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-7330509641897791212014-12-16T18:14:00.001+01:002014-12-16T19:39:22.495+01:00Sorpresas <div class="MsoNormal">
<span style="background: white; color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: x-large;"> N</span>o me disgusta equivocarme con frecuencia, sobre todo porque de toda equivocación se aprende. Si además de mi error lo que se desprende es un beneficio para mi salud, pues una empieza a pensar que ya se podía haber equivocado antes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mi resistencia de los últimos años a la actividad física disciplinada y continua alcanzó su final cuando por fin hice caso a uno de los miembros de mi equipo médico de cabecera, en versión fisioterapeuta, en clara confabulación con la parte más persistente de mi familia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Por fin les hice caso y comencé con mi particular escucha tu cuerpo, mima tu cuerpo. Con lo difícil que es conservar la sonrisa a veces en esos trances, y lo que yo me río en las clases. Será que además de la salud física, también me viene bien para la salud mental… ¿o no?.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Para ese grupo de sufridoras del abdominal, luchadoras férreas en los ejercicios de laterales, y miembros de la resistencia eterna a la reiteración de los de glúteos; gráciles danzarinas de la grulla y amazonas incansables de la pelota gorda, a las que trato de imitar, con más o menos suerte, desde hace un par de años, para ellas, este relato, como cuando no había de dónde, y regalaba cuentos, este, para darles las gracias. También para ellos, que aunque en número menguado, no hay paloma, baby- cobra o perro al revés que se les resista. Me consta que, tanto entre ellos como entre ellas, los hay seguidores de esta terapia tan particular.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><b><u>EL ANILLO</u></b></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Después del divorcio, volví a la ciudad y me puse a buscar gimnasio. Necesitaba un sitio donde poder seguir con mis ejercicios para aliviar mis problemas de espalda, un lugar discreto donde no tener que dar demasiadas explicaciones sobre cómo me lesioné. Encontré aquella sala en el segundo piso de un concesionario de coches, en un polígono apartado a las afueras, casi al lado del campo, y me pareció ideal. Las clases combinaban Pilates, taichí, yoga, pesas... el tratamiento perfecto para mi espalda, y también para mi entusiasmo. </i></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> Todo cristaleras al exterior, era hermoso poder contemplar el horizonte como una bella recompensa cuando, en el extremo esfuerzo de los abdominales más dolorosos, conseguías levantarte una y otra vez. </i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<i></i></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><i> Un esqueleto anatómico, que nos contemplaba impertérrito desde la esquina más alejada de la tarima de los monitores, amenizaba a la perfección el ambiente de los turnos de noche. Aunque muchas alumnas lo utilizaban de perchero, y casi siempre andaba cubierto con un par de chaquetas, no pude evitar fijarme en que llevaba, en el dedo corazón de la mano derecha, un anillo que me parecía precioso, de un gusto delicado para que lo llevara puesto un esqueleto. Un día de estos, preguntaría. </i></i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>
</i></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><i> Al final de la jornada, un cacareo alegre de despedidas cruzadas, risas y comentarios nos acompañaba según bajábamos las escaleras e íbamos saliendo del edificio y tomando diferente camino. El ambiente me resultaba amistoso, familiar. Por eso no tuve dificultad, algunas semanas después de comenzar a asistir al último turno, para identificar con claridad las voces en la conversación que escuché sin querer al final del pasillo del supermercado, tapada a sus ojos por la pila de los cafés. </i></i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>
</i></span><br />
<br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>
</i></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><i>- ¿Te has fijado en la nueva?</i></i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>
</i></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>
</i></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><i>- Sí.</i></i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- ¿Y no te recuerda a nadie?</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Por Dios, Mari, claro que sí. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Es que es igualita, igualita, parece prima o algo. Mírala. Ni suda. Tan mona. Tan estilizada, tan pintadita. Y con esas pintas. Toda conjuntada, pero yo no sé de verdad dónde se creen que van. Y ya no es tan joven, que sus arruguitas las tiene, no creas que no. La otra era más joven me parece a mí. El otro día se hizo los doscientos abdominales como si nada, que la vi yo, que me puse detrás y la estuve observando y no se paró ni una vez. Y se levanta, la tía, como si eso no costara años de esfuerzo. Y cuando Felipe aconseja no cargarse, va ella y coge pesas, que es que es muy chula, y luego va y dice que no tiene agujetas. Vamos, vamos... y esa sonrisa que no se le cae de la boca…</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Frena, que te veo venir.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- ¿Que me ves venir? ¿Qué quieres decir con que me ves venir? ¿Pues no va a parecer que ahora tengo yo la culpa de que la otra se abriera la cabeza?. En la escalera estábamos todas, todas lo vimos, ¿o no? Se cayó e-lla-so-li-ta. Y qué aparatosa la sangre, parece que todavía estoy viendo el reguero en los escalones. En el del final en el mismo momento goteaba y todo, que estuvo un par de días el charco aquel...yo misma fui después a ayudarle a Purita, y no veas lo que costó quitarlo… ¿Qué hará.... por lo menos siete u ocho años, no? Dijeron que no se acordaba de nada cuando salió del hospital, que fue el marido el que insistió en que se mudaran.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Pues no sé... yo ya no me acuerdo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>- Pues yo sí, y bien que me acuerdo. Y te digo una cosa...esta...que ande lista... que lo mismo le ponemos otro anillo al esqueleto.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</i><br /> </span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-69873074609764033452014-12-01T21:28:00.001+01:002014-12-01T21:49:22.729+01:00Cuestión de tiempos<br />
<br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>"A veces nos miramos / muy dentro de los ojos / como si descubriéramos / detrás de nuestro asombro / que los años no vuelven / ni hay tiempo de retorno. / Y es que al final la vida / se marcha sin nosotros"</i></span><br />
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Francisco Rivero</i></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<br /> <br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: x-large;">N</span>o me canso de asquearme de estos tiempos de adoración al cuerpo hueco, de reverencias a una impostada y eterna juventud. </span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Seguidores creyentes de Dorian Gray, huimos despavoridos de lo que podremos ser.Y denostamos la arruga, el peso, la lentitud. Miramos al viejo con desprecio, como si fuera de una especie inferior. Nos repelen sus manchas , la piel de papel cebolla, sus humores opacos. Nos desconcierta su tiempo lento y desorientado. Eludimos su reiteración cansina, su aliento entrecortado, evitamos a prisa ese olor que nos barrunta muerte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y contemplamos, ajenos y aterrados, la ancianidad que viene y que nos persigue, que se alimentará de nosotros siempre demasiado pronto. Cuán quisiéramos más una muerte joven y bella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Quién sabe, si seguimos educando así, quizá, cuando los jóvenes de ahora se tornen viejos, no tengan ni una mano valiente que les ayude a comer. Hay quienes, ni siquiera por la amenaza de verse en ese espejo, muestran el respeto que se debe a quien lo merece simplemente por haber vivido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b><u>DESPERTAR</u></b></div>
</b><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Antes de prepararse el desayuno esta mañana lo metió en la bañera, no sin protestas ni dificultad. Después volvió a abrocharle, esta vez bien, los botones de la camisa, y del chaleco, y lo sentó luego a la luz que entra por la ventana de la terraza. Palangana en mano, le puso los pies a remojar y le cortó las uñas , y las de las manos. Lo afeitó con cuidado y le recortó el bigote.Después de desayunar fueron juntos a dar un paseo, corto, hacía frío.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> A la tenue luz de la bombilla del salón, de madrugada, el recuerdo del paseo le parecía de hacía siglos, quizá porque ya le vencía el cansancio. El programa de la muchacha esa tan alta de la que nunca se acordaba el nombre se le había hecho eterno, incluso reconocía que esta vez sí que había dado un par de cabezadas en el sofá. Él hacía horas que dormía. Eso de que los viejos duermen poco parece que sólo valía para ella.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> Como cada noche, se ajustó bien la alpargata izquierda, la que había tenido que romper porque no le cabía el juanete, para no tropezar con el escalón de la entrada a la cocina, que ahora le parecía demasiado grande, ya ves que, cuando pusieron el suelo encima del otro, no le pareció en absoluto, claro, que de eso hacía ya muchos años. Se levantó, no sin maldecir la esencia misma de la que estuvieran hechos los huesos para que dolieran tanto, dispuesta a dejar todo en su sitio antes de irse a la cama.</i></div>
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<i> Se aseguró que todas las ventanas estuvieran cerradas, el enchufe de la estufa quitado, los grifos apretados para que no gotearan y la cerradura de la puerta del piso con las dos vueltas de la llave. Justo antes de irse a su cuarto, como cada día, se acercó a las llaves del gas de la cocina, para comprobar que todas estabas bien cerradas. Esta noche, sin embargo, volvió, una a una, a hundirlas con cuidado y retorcerlas bien hacia la izquierda, y las dejó abiertas.</i></div>
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<i> El secretario del juzgado, el del desahucio, llegaría a las nueve del día siguiente, al menos, eso le habían dicho.</i></div>
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Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com24tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-22306468487439969932014-11-16T13:38:00.000+01:002014-11-16T16:16:36.889+01:00De lobos y corderos<div style="text-align: justify;">
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<i>The only difference between a caprice and a lifelong passion is that the caprice lasts a little longer.</i></div>
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<i>La única diferencia entre un capricho y una pasión para toda la vida es que el capricho dura un poco más.</i></div>
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<i>Oscar Wilde</i>.</div>
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<span style="font-size: x-large;"> D</span>eseamos al de enfrente. No hay remedio. Ya se pueden poner como se pongan la Santa Madre Iglesia y todas las éticas y conciencias del mundo. En la delgada línea que distancia al cazador y a la presa hacemos equilibrios a diario, en el gen incierto que nos separa de la selva.</div>
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Deseamos al de enfrente, al que pasa, al que contemplamos a corta o larga distancia. Lo devoraríamos a dentelladas, o a mordiscos ciertos. Nos hacemos agua con unos labios nuevos, con la imagen de una carne trémula que se eriza a nuestro tacto. Nos palpitan los centros, la sangre se hace latente en la sien y la sed eterna se instala en los huecos.</div>
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Y soñamos, desnudos, vestidos, dormidos o despiertos, con la piel que se amasa con la nuestra, el olor de la marea, el dulzor amargo de los besos lentos. Hay quienes, salados de mar, se ablandan las heridas en sus playas .Hay quienes, piratas eternos, no pueden respirar sino en las islas.</div>
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<b><u>LA DIOSA DEL MURO</u></b></div>
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<i> Sólo había una cosa en el mundo que a Paul Beltrán lo sacara de sus centros: Isabelita Cela. Así que aquella mañana de domingo, apuró el paso por calle Real, miró el reloj, y en vez de torcer a la izquierda para llegar a tiempo a su cita, siguió de frente y se metió a hurtadillas en las revueltas de la judería, mirando a un lado y a otro, esperando no encontrarse a nadie que le preguntara a dónde iba, para ir a salir al murete de la calle Vilches. </i></div>
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<i> Cuando llegó no había nadie a la vista, respiró hondo, volvió a mirar el reloj, y se dejó caer al sol recostado en el muro, impaciente, sin dejar de fijar la mirada calle arriba, esperando verla bajar la cuesta. Había sido así cada martes y jueves desde hacía dos meses. Paul esperaba apostado en el poyete de la calle, cigarrillo en mano, haciéndose el distraído. Ella bajaba la cuesta, lo saludaba al pasar, y con paso decidido, se perdía a la vista. Pero hoy Paul no podía esperar al martes, ni al jueves, le faltaba el aire si no iba a ver si se cruzaba con Isabela.</i></div>
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<i> La primera vez que la vio bajar la cuesta fue por casualidad. Había llegado a la altura de la calle Vilches casi corriendo de la rabia, después de haber discutido con Eva, su novia de toda la vida. Había encendido un cigarro nervioso que lo dejó sin aliento y tuvo que sentarse el muro. Entonces bajaba ella, con los pasos ciertos. Tenía la mirada firme de los que nunca bajan la guardia, y la nariz altiva, el tobillo adornado con lágrimas de plata, la melena al viento. Y la vio, como si nunca antes la hubiera visto.</i></div>
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<i> Y ella pasó, y él cerró los ojos. Y sintió en seguida el dolor conocido en la boca del estómago, y la sangre fluyendo a borbotones, el corazón en la boca. Y entonces la vio tumbada y anhelante, y la probó salada, y la amasó con ansia, y sin prisa, la tuvo segura, jadeante. La devoró despacio. Y se le encendió el deseo, y la rabia, y supo que no iba a haber cosa que el mundo que le impidiera cazar a Isabelita Cela.</i></div>
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<i> Lo único que Paul, mirada de lobo, colmillo anhelante, no sabía, era que ella, Isabelita Cela , no era, ni mucho menos, cordera.</i></div>
</span>Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-3874363880020296450.post-75343243855115907882014-11-02T00:30:00.001+01:002014-11-02T00:30:55.492+01:00Miedo<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;"> N</span>unca he disfrutado con las películas de terror. Me han sobrado siempre las calaveras de gomaespuma y los zombis desarrapados, desmembrados y babeantes. Las sierras mecánicas y las salpicaduras de sangre tampoco han sido lo mío. Aún siento escalofríos cuando recuerdo un episodio de la mítica <i>Mis terrores favoritos</i> que vi cuando niña, donde el cadáver de aquel actor, del que no sabría decir su nombre pero cuya cara no olvidaré nunca, se descomponía a cámara rápida, mientras aún se escuchaba la voz en off de sus pensamientos. La muerte en vida. Fue el primer episodio que vi, y el último, claro.</div>
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En estos tiempos que corren, en los que el miedo mayor que pueden pasar nuestros queridos y sobreprotegidos adolescentes es si van a tener el nuevo iphone el día que se sale a la venta o una semana después, y dado que ellos no ven ni un telediario, hasta puedo entender la necesidad de los cuchillos de atrezzo clavados en la sien, los zombis, los esqueletos, los litros de pintura roja y las negras ojeras. No había tales paños calientes en mis tiempos. Mi madre se empeñaba en recordarme una y otra vez que ella moriría, y que yo tendría que espabilar más temprano que tarde. Antes, morirse era normal y nada afectado, no se escondía ni se disfrazaba la ley de vida. Con pasmosa claridad, mi padre solía decir a menudo que lo único que hace falta para morirse es estar vivo.</div>
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Sobra Halloween, y todas las pelis de siniestras del mundo, cuando el miedo, es el terror que supone que la persona que duerme a tu lado haya de repente dejado de respirar, el temblor que se adueña del cuerpo cuando esperas en una consulta, el terrible abismo de no despertar mañana, la histeria infinita de ver dolor en los hijos, el estallido de una explosión a lo lejos ,el escalofrío inmenso de que una vida esté en tus manos.</div>
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Y para leer en puente de difuntos: El almohadón de plumas, de Ignacio Quiroga, Circe, Casa tomada, La noche bocarriba, de Cortázar, Edgar Allan Poe, Henry James, Doris Lessing, Lovecraft… y tantos otros.</div>
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<b><u>SONIDOS DE LA NOCHE</u></b></div>
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<i> Era el último informe que le quedaba por entregar. Con un poco de suerte el mensajero llegaría en seguida y ella podría irse a casa. Se afanaba en colocar unos papeles en el archivo cuando sonó la puerta y con un “pase” sintió el alivio de terminar por fin esta jornada eterna que se le había adentrado hacía horas en la noche.</i></div>
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<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
<i> Cuando oyó el “buenas noches” a su espalda, un escalofrío seco le recorrió la espina dorsal y se le erizó el vello de detrás de las orejas. Fue suficiente para que, cerrados los ojos, volviera a escuchar los exactamente veinte pasos que había desde la cocina a los dormitorios en la casa en la que pasó su infancia. Entonces el sonido acompasado del roce del talón de su bota izquierda con las baldosas del suelo cesaba, y podía oír con claridad a través de la puerta cerrada la fricción metálica de la hebilla del cinturón pasando a duras penas por las trabillas del pantalón. Solía respirar hondo un par de veces antes de decidir si entraba en su cuarto o en el de al lado. </i></div>
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<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-style: italic;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> Antes de volverse, con el sobre del expediente a entregar en la mano, sintió, igual que entonces, la rigidez en las mandíbulas, en las piernas, y el río caliente que ya le bajaba por las rodillas.</i></span></div>
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Mila Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/07069613786965655585noreply@blogger.com8