domingo, 13 de julio de 2014

Oblivion

      El calor me abrasa. Se me derriten las sienes en la sábana. Se me baja la guardia, y, pasados los primeros días de acostumbrarse, camino por ahí con la mirada perdida y las pupilas dilatadas de sombra, dejándome arrastrar por las corrientes del viento.
            Me asalta, y me gana, la desmemoria, ese placer anhelado de la mente rasa, cual si, habiendo llegado a la laguna, hubiera escogido el río Lete, cuyas aguas provocan el completo olvido. Pero se queda solo a ratos. En los huecos, es la nostalgia quien me habita. Me da la sed inmensa del recuerdo, me cambio de río, revisito sitios, releo libros y arreglo estanterías.
            No cierro por vacaciones porque bajo el efecto narcótico de las aguas se alivia el retorcimiento de los sintagmas y se palian gravedades, que ya habrá tiempo de Tortura, que vendrá.

                   
                 RECUERDOS

               Rodri. Si. Rodri. Era Rodri. Creo. No. Seguro. Rodri. He mirado de reojo a la cola que hay detrás de nosotros en la recepción del hotel Superbeach, Tierra-mar-golf-caribe-resort, para hacer el check-in y lo he visto de refilón.
        Esa nariz puntiaguda, torcida solo en el último centímetro y esa anchura de espaldas lo confirman. También el lunar en la mejilla. No pasan los años en balde, y al igual que a mí, a Rodri le han caído unos veinte kilos encima, a ojo, uno por cada año que hace que no nos veíamos. Bueno, yo que venía a desconectar y mira por dónde me encuentro con un compañero de Facultad. Rodrigo Martos, Ojeda, creo...¿ o era Crespo?. De momento no me ha visto, lo mismo ni me reconoce. Mis kilos no son veinte, pero son unos cuantos, y además a mí me han caído una cantidad considerable de colores de tinte, alisadores, cortes de pelo, arrugas, y gravedad.
          Tres niños irrumpen con escándalo en la cola, añadiendo a la ya ruidosa recepción la algarabía propia. Vuelvo a mirar. Joder. Tres, y la señora embarazada. Tomaya. No está mal para quien pensaba no casarse y presumía de militar a la izquierda del amor libre. Vale que con los años uno se vuelve pelín conservador, pero leches, este se ha tenido que hacer del Opus.
            Tela. Rodri. Del Opus. Con ese gusto que tenía por la sodomía, que en las fiestas iba de una en otra preguntando si se dejaría igual que el que preguntaba y tú qué estudias. Menos mal que el día que acabamos en aquel sofá de escay no estaba para pedir nada y nos limitamos al sexo convencional de borrachera. Qué incomodidad. ¿Se acordará? ¿Y ahora qué hago yo? Una semana esquivándolo en el comedor y en la piscina, ya me veo. Todo para no encontrármelo de sopetón y que me lea en la cara que no se me ha olvidado la particularidad de la torcedura, exactamente igual que la de la nariz, que tiene más abajo. Que no he visto otra igual, vamos. ¿No se podría una olvidar de algunas cosas?
             La voz del recepcionista, rotunda y melosa de locutor de telediario, y por lo alto de los ciudadanos de a pie que esperábamos más o menos pacientemente que nos atendieran haciendo cola, dijo:
           - Señor Don Gonzalo Ekiza y familia. Por favor, pueden dirigirse a su bungalow. Ya está todo preparado. Uno de nuestros empleados les acompañará. Ya tienen el servicio esperando en la puerta. Por aquí, por favor. Disculpen la espera y las posibles molestias.
           Pues hay que ver lo que se parecía a Rodri... Dios... sí que estoy nostálgica estas vacaciones.

         P.D: Cuentan las leyendas  que en las aguas del río de Ginzo de Limia ,en Ourense, te sumergías, y como en el Lete, el olvido te habitaba. Aún hoy lo celebran, la festa do esquecemento, la llaman. La fiesta del olvido. Debe ser ese olvido, intermitente, pues a los gallegos les queda morriña eterna.

6 comentarios:

  1. Un relato refrescante, apropiado para estas fechas. Me fascina la facilidad que tienes para describir determinadas situaciones. Una vez más, te sales.
    La espera para el próximo se hace más dura con estas calores.

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    1. Gracias, Marcos, por la fascinación y por la espera. Nunca se sabe si el próximo mitigará o alentará calores. La confianza abruma. Con respecto a la facilidad, tú mismo lo sabes, no todo es lo que parece.

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  2. Jajaja. Mila, siempre consigues sorprenderme..... Me encanta.

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    1. Gracias Isabel, por leerme y sorprenderte, y por dejarme quererte.

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  3. me encanta, como si estuviéramos hablando en la carrera

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    1. Gracias, Minia, por disfrutar con mis historias, aquí y en La Carrera.

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