“Sólo quien te hace temblar de placer y
deseo te conoce, quien te transforma en nadie, en dios, quien arranca una
música irreproducible de tu cuerpo y transforma en sed toda tu anatomía” - Juan Bonilla -
Se dice que de los pecados capitales,
todos tenemos uno que se manifiesta en nosotros con más intensidad, que nos
puede, que nos maneja a su antojo por mucho que luchemos para no dejarnos
llevar. En el post anterior, era la Envidia la que convertía las tisanas en venenos.
Lo malo de los pecados capitales es
que siempre producen cierta desazón en la conciencia, cuando no una pesada
carga de culpa que no cesará hasta haber
practicado la confesión y una oportuna
penitencia, o nunca. Lo bueno es que aquellos que no creen en el pecado, ni en
que el dios justiciero del talión se cebará con ellos el día del juicio final
le pueden encontrar cierto regusto a pecar, y que de la lista el más liviano y
apetecible de todos los tiempos es la Lujuria.
Si nos paseamos por cualquier medio
estos días podemos comprobar que, por obra y gracia de la modernidad, el regalo
adecuado de San Valentín ha pasado de la casta declaración de amor a la
lencería fina, así que, aprovechando que estamos en pleno Carnaval, dejémonos
llevar por la marea disfrazada al son de cánticos hipnóticos, de danzas
enloquecidas hasta el amanecer, y pequemos pues, con la venia de la tradición y
religiones varias, que no seremos castigados por disfrutar de la carne.
Mi nutrida colección de libros contempla una buena variedad de placeres
y lascivias, así que como sé de la existencia de fervorosos creyentes en que el
mejor afrodisíaco son las palabras, y sufridos practicantes de que el punto G
está en el oído, por mucho que se adore
el valor de los silencios, os recomiendo
sin dudar para estos menesteres, Afrodita, de Isabel Allende. En este libro
mágico se aúna el poder de dos, siempre dos mejor que uno en esto lances, de
los pecados capitales y su estrecha relación con los débiles humanos. La Gula y
la Lujuria se dan un buen achuchón en este delicioso libro del que se aprende
mucho, y se disfruta más. ¿Qué pecador que se precie dejaría de leer algo que
comienza así?:
“Me arrepiento de las dietas, de los platos
deliciosos rechazados por vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el
amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud
puritana”
Deleitarse con este compendio de historias, divagaciones
eróticas, y sensualidades varias es un lujo, y como el buen humor es un
ingrediente vital para este tipo de recetas, no nos faltará la sonrisa mientras
disfrutamos de sus páginas, ilustraciones a todo color incluidas.
Así
como la luz más pura, la más celestial y cegadora, este pecado
que nos ocupa es también la oscuridad más tenebrosa y cruel. De Sade a
Grey, pasando por La sonrisa vertical, y los cuentos cortos, hay un gran número
de títulos que podrían saciar nuestra necesidad de saber, ver o practicar según se nos antoje en el
momento, con más o menos literatura de por medio. No debemos perder de vista
que este es un terreno en el que solo cada uno sabe y elige lo que es sentirse
libre.
Quizá
me ocupe en otra ocasión de las oscuridades, de momento, una perversión:
PERVERSIÓN
Es mi mujer. La mía. Y la he besado, lamido y absorbido en todos los
recovecos de su cuerpo. Todos. Hasta en
ese que nadie se imagina. Y la he acariciado, cogido, y amasado en los sitios más extraños y en los
más cotidianos de nuestra vida. Y la he bebido, vertido y derramado por todos
los lugares en donde se me hacía agua. La he escuchado gemir de placer muy
bajito, con sonidos entrecortados y tiernos y la he visto gritar enfervorecida
de gusto. Y ha sido morena, y rubia, y una vez hasta pelirroja. Y ha seguido
siendo mi mujer. La misma que se cómo encender y apagar sin temor a equivocarme
en ningún momento. Es por eso, y no por perversión, por lo que ahora sólo me
llaman la atención las mujeres de otros.
Esta entrega me ha gustado mucho porque me has hecho recordar muchas lecturas, desde El Libro de Buen Amor, pasando por Afrodita que leí gracias a ti, hasta Dante y su Divina Comedia. Espero más entregas de este tipo....
ResponderEliminarGracias Minia, pero como no defines el tipo voy a tener problemas para acertar...rebuscaré bien en mi biblioteca.
EliminarMe gusta. La armonía de tus palabras es un susurro para nuestros oídos y una placer para nuestras neuronas. Espero impaciente el próximo.
ResponderEliminarGracias Marcos, por el gusto y por los piropos. Me abrumas. El placer y el veveno, siempre, en su justa medida.
EliminarInmejorable tu entrada, me ha traido emociones ocultas, a veces reprimidas, a veces negadas por mi pareja, a veces satisfechas secretamente, siempre pensando en que pecaba, y al final como reza el párrafo de "Perversión" siempre me atraía, entre otros, el morbo de la mujer del otro. Enrique
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado Enrique. Pocas cosas tienen más morbo que una prohibicion, como el sabor de oculto, eso lo dominan a la perfección sociedades y religiones. Nosotros, solo el instrumento.
EliminarAñadido a mi humilde biblioteca. No me perderia por nada del mundo ver como se achuchan la Gula y la Lujuria :)
ResponderEliminarJoaquin
Es un placer para los sentidos Joaquín, ya verás. Espero que lo disfrutes.
EliminarSuelta todo lo que tengas hasta que cumplas esta terapia y no tengas necesidad
ResponderEliminarde buscar, entonces las palabras se presentarán ante ti para que des forma a
todo esto.
Gracias Antonio, qué bonito lo dices. Se te sale el artista que eres en todo lo que haces.
Eliminar