domingo, 8 de febrero de 2015

Droga dura



     Viendo la profusión de oscuros que habita el mundo con la claridad absoluta que otorga la luz de la inocencia, me aficioné pronto a la lectura. Antes, cuando la tele solo emitía ya casi de noche, en blanco y negro, y una sola cadena, no había muchos más sitios donde refugiarse. No es precisamente que buscara rosas, solo salir del mundo asfixiante y pequeño que casi a diario me parecía el mío.

    Fue en esa ventana donde encontré todas las cosas. No tardé en ponerle los cristales de los colores que más me apetecía o en pintar el marco, e incluso cambiarlo por otro más acorde en cada momento; siempre me ha aburrido la rutina. La escritura, la ponía yo.

    Me podía haber metido en vena cualquier otra cosa, al fin y al cabo todos nos drogamos con lo más duro que encontramos o somos capaces de soportar para poder seguir sobreviviendo. Yo, elegí leer libros y escribir, un trabajo duro, ingrato y desalentador, que es a la vez de lo más reconfortante y de las pocas cosas que puede arrancar una sonrisa eterna a los espíritus atormentados e insaciables como el mío. Desde entonces no he parado de trabajar, lo normal teniendo un corazón de hormiga.

     Ahora, y como si todo obedeciera al plan prefijado de un destino incierto, que me asalta después de confesar públicamente mis adicciones literarias, y de tratarme con terapia, como si tuviera que ser ahora y no nunca antes por mucho que lo hubiera deseado, por fin puedo ver cumplido mi primer sueño. 

     A continuación, os dejo una muestra del relato Un error de principiante, que podréis encontrar, junto a otros que también llevan mi firma, en el libro de relatos Un corazón de hormiga, que publica la Editorial Anantes.

     Una semana después, Belicia recibió la primera llamada. Todavía no le había dado tiempo para pensar en que a lo mejor se había dejado llevar por el entusiasmo cuando resolvió poner el anuncio. Cuando vio en la pantalla del móvil que no era el número de ningún conocido, supo enseguida que era un posible cliente. Le costó un poco descolgar antes de que se agotara el tono de su canción de salsa favorita. Le temblaban los dedos. 

- Belicia Mori, buenas tardes – contestó con toda la serenidad y distinción que pudo.

- Buenas tardes, llamo por el anuncio.

- Sí, es aquí, ¿en qué puedo ayudarla señora?

- Necesito ayuda con un asunto, concretamente tiene que ver con una persona en particular, me gustaría saber si puede ayudarme con eso.

- ¿quiere un bebedizo de amor, un amarre? ¿quiere un hechizo? Sólo tiene que traerme una foto y un objeto de la persona y no hay problema señora, lo que usted quiera señora. Atiendo en la calle Guadiana, Bloque cuatro, 3B. Dígame a qué hora le viene bien esta semana y la veo. 

    Lo dijo todo de corrido y sin respirar. Tuvo miedo de haber actuado llevada por la emoción del momento y maldijo un poco el entusiasmo que la guiaba, no fuera a ser que las ganas le ahuyentaran su primer cliente. Más, cuando la señora al otro lado del teléfono tardó unos segundos eternos en contestar.

- Vale. Creo que el miércoles tendré lo que necesita. A las siete y cuarto podré estar allí. Gracias.

    La señora llamó al portero automático y a Beli le latió el corazón en la boca del estómago por cada uno de los golpes secos de los tacones en los escalones hasta llegar al tercero. Le abrió después de mirarla de soslayo por la mirilla y de que pensara que iba a quemarle el timbre por la insistencia...

14 comentarios:

  1. Mil gracias Mila por regalarnos tu Corazón de Hormiga. Impaciente por tener en mis manos ese libro, y saborear cada una de sus palabras: esas, que tan bien moldeas para placer de los que las leemos. No siempre nos encontramos en la vida ante una Reina del Sintagma.

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    1. Mil gracias Marcos por esperarlo con esa bendita impaciencia. No hay nada más que pueda decir que no se quede pequeño. Gracias.

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  2. Siempre me ha latido el corazón al compás de lo que escribes. Pero hoy más que nunca. Benditas hormigas. Se me cuelan en el alma.

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    1. Ya quisiera yo tener el latido de tu prosa a ritmo del tres por cuatro. Eres tú quien me hace cosquillas en el alma.Gracias, Antonio.

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  3. Dicen que las hormigas son los animales más fuertes del mundo, ya que pueden levantar diez veces su peso. Por ello, tener un corazón de hormiga te hace tener un corazón fuerte y con una gran capacidad de amar todo lo que haces, de lo que nos beneficiamos tantos que tenemos el lujo de poder leerte

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    1. Es un lujo del de verdad poder contar con tus palabras, con tu sonrisa, leerte ya es el paraiso. Gracias .....Qué ganas ya de esos Tres mil viajes al sur...qué ganas.

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  4. Ando como hormiguita por tu espalda... Así nos transmitía Silvio con su música. Del mismo modo nos rodean tus palabras por nuestros sentidos. Un abrazo!!

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    1. Un abrazo grande para ti y muchas gracias por tus palabras, Mamen.

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  5. Genial como de costumbre. Las hormigas, esas pequeñas e incansables trabajadoras, al igual que tú. Poco a poco con tu esfuerzo, tesón, pluma y papel has conseguido, que tod@s l@s que te leemos, disfrutemos y vayamos de tu mano a los rincones más recónditos que quieran llevarnos tus relatos. Besos.

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    1. Besos para ti, Montse, que también sabes, mejor que yo, lo que es trabajar duro.

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  6. Ay! Que emoción reencontrarme con Beli! Me siento tan afortunada por haber degustado algunos de tus escritos. Ahora me siento feliz saber que por fin van a ver la luz.
    Gracias, Mila.

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    1. Gracias Katia, vuestra paciencia y aliento han sido esenciales para que esa luz llegara.

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    2. Gracias Katia, vuestra paciencia y aliento han sido esenciales para que esa luz llegara.

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  7. Ay! Que emoción reencontrarme con Beli! Me siento tan afortunada por haber degustado algunos de tus escritos. Ahora me siento feliz saber que por fin van a ver la luz.
    Gracias, Mila.

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