lunes, 1 de diciembre de 2014

Cuestión de tiempos



"A veces nos miramos / muy dentro de los ojos / como si descubriéramos / detrás de nuestro asombro / que los años no vuelven / ni hay tiempo de retorno. / Y es que al final la vida / se marcha sin nosotros"
Francisco Rivero



   No me canso de asquearme de estos tiempos de adoración al cuerpo hueco, de reverencias a una impostada y eterna juventud. 

     Seguidores creyentes de Dorian Gray, huimos despavoridos de lo que podremos ser.Y denostamos la arruga, el peso, la lentitud. Miramos al viejo con desprecio, como si fuera de una especie inferior. Nos repelen sus manchas , la piel de papel cebolla, sus humores opacos. Nos desconcierta su tiempo lento y desorientado. Eludimos su reiteración cansina, su aliento entrecortado, evitamos a prisa ese olor que nos barrunta muerte.

     Y contemplamos, ajenos y aterrados, la ancianidad que viene y que nos persigue, que se alimentará de nosotros siempre demasiado pronto. Cuán quisiéramos más una muerte joven y bella.

     Quién sabe, si seguimos educando así, quizá, cuando los jóvenes de ahora se tornen viejos, no tengan ni una mano valiente que les ayude a comer. Hay quienes, ni siquiera por la amenaza de verse en ese espejo, muestran el respeto que se debe a quien lo merece simplemente por haber vivido.



DESPERTAR

     Antes de prepararse el desayuno esta mañana lo metió en la bañera, no sin protestas ni dificultad. Después volvió a abrocharle, esta vez bien, los botones de la camisa, y del chaleco, y lo sentó luego a la luz que entra por la ventana de la terraza. Palangana en mano, le puso los pies a remojar y le cortó las uñas , y las de las manos. Lo afeitó con cuidado y le recortó el bigote.Después de desayunar fueron juntos a dar un paseo, corto, hacía frío.

     A la tenue luz de la bombilla del salón, de madrugada, el recuerdo del paseo le parecía de hacía siglos, quizá porque ya le vencía el cansancio. El programa de la muchacha esa tan alta de la que nunca se acordaba el nombre se le había hecho eterno, incluso reconocía que esta vez sí que había dado un par de cabezadas en el sofá. Él hacía horas que dormía. Eso de que los viejos duermen poco parece que sólo valía para ella.

     Como cada noche, se ajustó bien la alpargata izquierda, la que había tenido que romper porque no le cabía el juanete, para no tropezar con el escalón de la entrada a la cocina, que ahora le parecía demasiado grande, ya ves que, cuando pusieron el suelo encima del otro, no le pareció en absoluto, claro, que de eso hacía ya muchos años. Se levantó, no sin maldecir la esencia misma de la que estuvieran hechos los huesos para que dolieran tanto, dispuesta a dejar todo en su sitio antes de irse a la cama.

     Se aseguró que todas las ventanas estuvieran cerradas, el enchufe de la estufa quitado, los grifos apretados para que no gotearan y la cerradura de la puerta del piso con las dos vueltas de la llave. Justo antes de irse a su cuarto, como cada día, se acercó a las llaves del gas de la cocina, para comprobar que todas estabas bien cerradas. Esta noche, sin embargo, volvió, una a una, a hundirlas con cuidado y retorcerlas bien hacia la izquierda, y las dejó abiertas.

    El secretario del juzgado, el del desahucio, llegaría a las nueve del día siguiente, al menos, eso le habían dicho.




24 comentarios:

  1. Increible....Lo veo, no lo leo.

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    1. Es lo que tienen los asientos de primera fila. Gracias Lulú

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  2. Entrañables palabras, llenas de una verdad, que por desgracia, hoy en día es cada vez más usual. Besos.

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  3. Relato estremecedor y por desgracia muy real.

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    1. Gracias por tu comentario y por seguir leyendo la Terapia, María.

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  4. Ciertamente, está muy a la orden del día. ¿Qué se le va a hacer? Consecuencias de la falta de valores y de un capitalismo desmedido.

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    1. Gracias por tu comentario, Alex. Soy del pensamiento, quizás iluso, de que siempre se puede hacer algo.

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  5. Estremecedor, una Terapia que nos acerca a la terrible realidad que nos rodea. Gracias Mila, una vez más da gusto ver el maravilloso trato que le das a los sintagmas. Simplemente eres insuperable.

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    1. Gracias Marcos, como siempre, encuentro dificultad en encontrar palabras de agradecimiento que lleguen a la altura de sus elogios, abrumada como me encuentro al leerlos. Gracias. Gracias.

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  6. El relato de esta semana es tan sobrecogedor que me ha dejado aturdida durante un rato. Gracias Mila, por hacernos estremecer.

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    1. Gracias a ti, Katia, por estar hecha de esa sustancia que se deja estremecer. Un beso.

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  7. He visto la historia reciente de mis jóven@s actuales, y aún se puede hacer algo, porque no sólo no nos mirarán y no veran nada, sino que se mirarán al espejo y no se reflejará nada.
    He visto a mis abuel@s paternos, l@s maternos no los conocí y cada uno de los gestos que describes, lo haces tan bien, que los he vivido con ell@s de nuevo. Gracias Mila!!
    Y gracias también por hacerme ver tan de cerca lo que la televisión me hace ver, tan actual pero tan lejos, he sentido a esa señora de Vallecas muy, muy cerca.
    Enhorabuena de nuevo por hacernos pensar, sentir y ver.

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    1. Muchas gracias Mamen por tu comentario y tus elogios. Ojalá nunca hubiera "esa señora de Vallecas".

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  8. Sin palabras, aunque, si me salieran, serían buenas. Se agradece un relato que retrate la realidad en toda su crudeza... y su belleza. En esa contradicción está lo estremecedor de la historia. Enhorabuena Mila.

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    1. Muchísimas gracias María por tus palabras. La vida tiene esas cosas, normalmente viene servida con grandes dosis de crueldad y belleza, y con las dos hay que lidiar. Gracias por leer la terapia.

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  9. Me retorciste hacia la izquierda el corazón. Qué grande eres

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  10. Grande eres tú, que me pones el corazón tan cerca que se puede sentir su calorcito. Gracias, Manuel, gracias.

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  11. La ternura se confunde en tu relato con una realidad que aturde más que el cansancio, más que el dolor.
    Mi corazón también se ha retorcido hoy. Fantástico, Mila. Sólo una cosa que me atrevo a decir en voz alta. Me habría gustado que no me lo explicases todo, que me dejases, ingenuamente, adivinar lo que significaba la vuelta a la izquierda de esa llave del gas.

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras de elogio, y por tu consejo. Siempre es un honor que te lean y también que te ayuden a mejorar.

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  12. Aunque no me gusta opinar, vamos aquí, digo. No puedo resistirme a exponer mi opinión porque es lo mejor que he leído de tí, y creo que lo he leído todo, o casi. o Me parece preciosa la narración, el final desgarrador....lo mejor sin duda el personaje. Aun lo veo superado el obstáculo del escalón y adormecido en el sofá...Gracias Mili.

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    1. Gracias a ti por leerla, por no poder resistirte a dar tu opinión y por tus piropos para este relato. Como a Lulú, te digo que twner asientos de primera fila es un regalo para la vista, y para los recuerdos. Un beso.

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  13. Mi mas sincera enhorabuena por este relato que nos hace reaccionar ante estas noticias tan habituales en los medios y que leemos como si se tratara de la cartelera. Como siempre, increíble el pre....me encantan todos. Alegrouchisimo.

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  14. Muchísimas gracias, Ro,por tu sonrisa y también por tu gusto por los pre.
    Alegrouchismo yo también.

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