domingo, 4 de mayo de 2014

De partos y visiones

       Se pare con esfuerzo, con trabajo, incluso a veces con dolor. Es mentira esa visión romántica de que al escritor lo visitan las Musas y en un torbellino febril se crea y se consigue todo. Por el contrario, se parece más el oficio al del escultor incansable, que a golpes de paciencia intenta que los demás vean lo que él visionaba en el interior de la mole. Tiene mucho de albañil, que va construyendo  poco a poco, haciéndole hueco al próximo ladrillo, de orfebre meticuloso, que necesita igual de fuerza que de habilidad.   
            Es verdad que ni todos los partos son iguales, ni todos los niños rollizos al nacer; pero la escritura es, al fin y al cabo,  un trance, del que se sale más o menos airoso dependiendo de tu fortaleza, pero también de tu dedicación. Es además una magia divina, un don al que no basta querer para merecer y tener, un esfuerzo ingrato y mal pagado; un segundo en la cumbre después del orgullo de escalarla durante meses, que bajas de bruces  con el primer empujón de alguien que  te lee y a quien no le gustas, y después, vas, y te levantas y vuelves a subir.
          En esta mayéutica infinita que es para mí la vida, se agradece bastante encontrarte con una buena partera, o partero, la cosa es aprender, y en ello estoy siempre.
            Hoy, una de terror.

            VÍNCULO

Durante diez años le pidió a Dios cada día, con egoísmo infinito, que él no se hiciera famoso, solo por no soportar la tortura de ver su nombre en todos sitios. También pedía, si podía ser, que no la recordara. Pero un día, revisando el correo electrónico, encontró un email con su remite y el corazón casi se le sale por la boca. Preguntaba si lo había visto en la tele, y decía acordarse  de los seis meses de cartas de amor,  de los desayunos, y de más cosas; que le gustaría volver a  verla, y volver a usar las cuerdas con  las que disfrutaban tanto.
 Contestó. Sopesó no hacerlo, pero incitarlo con ello a que la buscara era peor. Temblándole los dedos en  cada tecla,  poniendo especial cuidado, buscando la ayuda inestimable de las  palabras neutras, intentó con la respuesta, ante todo, aparentar que lo había olvidado, y que no le inquietaba que él a ella no. Solo procuró que no volviera a sus  ojos la imagen de cuando, por primera vez, la ató. Ni siquiera le preguntó cómo la había encontrado. Las lágrimas y el miedo… se los tragó.
Cuando la veas, fíjate en sus muñecas siempre adornadas con un número excesivo de  pulseras. Lleva las marcas de las cuerdas debajo.

p.d: No importa la edad que tengas, cuando se muere tu madre siempre es demasiado pronto, y no hay soledad en el mundo comparable a que ella ya no esté. Reitero la obviedad de que la echo de menos todos los días, no solo este. Mi padre moría llamando a la suya, quizá yo también tenga la Gracia de no morir de improviso, sino de hacerlo mientras me dirijo a ella para darle un abrazo.


8 comentarios:

  1. Estupendo como siempre. Y en este día tan especial, un homenaje para ella. Espero con impaciencia el siguiente. Besos.

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    1. Gracias por decir como siempre, que siempre es mucho tiempo. Gracias también por la impaciencia, que pone los listones altos para superar los vértigos.

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  2. Mila!!!! Esta vez me has hecho llorar con la postada!!! Pero gracias por animarme a hacer ese ejercicio de consciencia para seguir valorando lo que aún tengo. Gracias de corazon!
    Y sigue escribiendo así. Eres buena, caramba!!!!!!

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    1. Gracias Katia. Buenos todos los que seguís con paciencia la Terapia y os dejais hacer, y haceis comentarios que ayudan en la flaqueza. No era mi intención el llanto, mas me emociona tu emoción.

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  3. Marcos Martínez5 de mayo de 2014, 18:35

    Mi admirada Mila:
    No sé donde vas a colocar el límite de esta Terapia. No dejas de sorprender y además observo que cada día hay más impacientes como yo esperando la próxima entrega.
    Felicidades.

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    1. Mi admirado Marcos:
      Necesitaría de todo un género epistolar para darle las gracias convenientemente.Su impaciencia, como la de otros que ojalá las haya, me agranda los horizontes. Si los límites son abismos, recojánme con piedad si caigo.

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  4. Si, tuve que leerlos todos. Intento convencerme de que esta sensación de invadir vuestra intimidad responde a que soy primeriza, tanto en escribir en un blog como en hacer terapia. Me encantaron los pre, me emocionaron los post y me sorprendieron gratamente los relatos. Hoy me quedo con La Caja y más que con El Delantal... Con el mantel. Gracias por hacerme participe de esto y, por favor, guardame una silla a tu lado en el próximo cumpleaños.

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    1. Gracias Ro. Me ha emocionado tu comentario, vellos de punta incluidos.No hay invasión cuando las murallas brillan por su ausencia. Me alegro que hayas disfrutado con la Terapia. Seguro que habrá más noches de primavera si no los hubiere.

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