Se pare con esfuerzo, con trabajo, incluso
a veces con dolor. Es mentira esa visión romántica de que al escritor lo
visitan las Musas y en un torbellino febril se crea y se consigue todo. Por el
contrario, se parece más el oficio al del escultor incansable, que a golpes de
paciencia intenta que los demás vean lo que él visionaba en el interior de la
mole. Tiene mucho de albañil, que va construyendo poco a poco, haciéndole hueco al próximo
ladrillo, de orfebre meticuloso, que necesita igual de fuerza que de habilidad.
Es
verdad que ni todos los partos son iguales, ni todos los niños rollizos al
nacer; pero la escritura es, al fin y al cabo,
un trance, del que se sale más o menos airoso dependiendo de tu
fortaleza, pero también de tu dedicación. Es además una magia divina, un don al
que no basta querer para merecer y tener, un esfuerzo ingrato y mal pagado; un
segundo en la cumbre después del orgullo de escalarla durante meses, que bajas
de bruces con el primer empujón de alguien
que te lee y a quien no le gustas, y
después, vas, y te levantas y vuelves a subir.
En esta mayéutica infinita que es para mí la
vida, se agradece bastante encontrarte con una buena partera, o partero, la cosa
es aprender, y en ello estoy siempre.
Hoy,
una de terror.
VÍNCULO
Durante diez años le pidió a Dios cada
día, con egoísmo infinito, que él no se hiciera famoso, solo por no soportar la
tortura de ver su nombre en todos sitios. También pedía, si podía ser, que no
la recordara. Pero un día, revisando el correo electrónico, encontró un email
con su remite y el corazón casi se le sale por la boca. Preguntaba si lo había
visto en la tele, y decía acordarse de
los seis meses de cartas de amor, de los
desayunos, y de más cosas; que le gustaría volver a verla, y volver a usar las cuerdas con las que disfrutaban tanto.
Contestó. Sopesó no hacerlo, pero incitarlo con
ello a que la buscara era peor. Temblándole los dedos en cada tecla, poniendo especial cuidado, buscando la ayuda inestimable
de las palabras neutras, intentó con la
respuesta, ante todo, aparentar que lo había olvidado, y que no le inquietaba
que él a ella no. Solo procuró que no volviera a sus ojos la imagen de
cuando, por primera vez, la ató. Ni siquiera le preguntó cómo la había
encontrado. Las lágrimas y el miedo… se los tragó.
Cuando la veas, fíjate en sus muñecas
siempre adornadas con un número excesivo de
pulseras. Lleva las marcas de las cuerdas debajo.
p.d: No importa la edad que tengas, cuando se muere tu madre
siempre es demasiado pronto, y no hay soledad en el mundo comparable a que ella
ya no esté. Reitero la obviedad de que la echo de menos todos los días, no solo
este. Mi padre moría llamando a la suya, quizá yo también tenga la Gracia de no
morir de improviso, sino de hacerlo mientras me dirijo a ella para darle un
abrazo.
Estupendo como siempre. Y en este día tan especial, un homenaje para ella. Espero con impaciencia el siguiente. Besos.
ResponderEliminarGracias por decir como siempre, que siempre es mucho tiempo. Gracias también por la impaciencia, que pone los listones altos para superar los vértigos.
EliminarMila!!!! Esta vez me has hecho llorar con la postada!!! Pero gracias por animarme a hacer ese ejercicio de consciencia para seguir valorando lo que aún tengo. Gracias de corazon!
ResponderEliminarY sigue escribiendo así. Eres buena, caramba!!!!!!
Gracias Katia. Buenos todos los que seguís con paciencia la Terapia y os dejais hacer, y haceis comentarios que ayudan en la flaqueza. No era mi intención el llanto, mas me emociona tu emoción.
EliminarMi admirada Mila:
ResponderEliminarNo sé donde vas a colocar el límite de esta Terapia. No dejas de sorprender y además observo que cada día hay más impacientes como yo esperando la próxima entrega.
Felicidades.
Mi admirado Marcos:
EliminarNecesitaría de todo un género epistolar para darle las gracias convenientemente.Su impaciencia, como la de otros que ojalá las haya, me agranda los horizontes. Si los límites son abismos, recojánme con piedad si caigo.
Si, tuve que leerlos todos. Intento convencerme de que esta sensación de invadir vuestra intimidad responde a que soy primeriza, tanto en escribir en un blog como en hacer terapia. Me encantaron los pre, me emocionaron los post y me sorprendieron gratamente los relatos. Hoy me quedo con La Caja y más que con El Delantal... Con el mantel. Gracias por hacerme participe de esto y, por favor, guardame una silla a tu lado en el próximo cumpleaños.
ResponderEliminarGracias Ro. Me ha emocionado tu comentario, vellos de punta incluidos.No hay invasión cuando las murallas brillan por su ausencia. Me alegro que hayas disfrutado con la Terapia. Seguro que habrá más noches de primavera si no los hubiere.
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